MADEIRA EN EL CORAZÓN Y EN LA MEMORIA (Serena Ferraiolo es culpable de este arrebato de nostalgia)

Funchal vista desde el aire

Funchal vista desde el aire

Hoy estoy en uno de esos días en que la nostalgia pone alas al espíritu. No sé qué precio estaría dispuesta a pagar por estar ahora mismo en Funchal, con mi hija, con los amigos que conocí allí, Arcángela Savino y Francesco Valentini y sus cuatro pequeños hijos adoptivos, sus polluelos; mi editora Celia Pessegueiro, tan cumplida, el grupo alegre de los italianos: Germano, Francesco, Nadia Angelucci; mi amiguita Aniña Miranda, de España, el padre Anselmo Borges, el profesor Scuratti, discípulo de Derrida, que explica tan genialmente a Homero, los chicos de Nova Delphi, don Floriano, veterano de la Guerra de los Claveles… Como quisiera estar andando por aquellas calles calmas, bajo aquel cielo oscuro, mirando platería antigua, probando el Madeira en aquellas copitas pequeñas y comiendo despacio bolo di mell, viendo aquellas artesanías primorosas; estar entre todas aquellas personas encantadoras, tranquilas, finas, discretas, que nunca lo hacen a uno sentirse mal, que pasan sobre los errores con una mirada de sabia comprensión y callan… Dios mío, se me va el alma para Madeira, con los fados y las miradas lánguidas y el silencio del bosque en una tarde final de invierno…

Yo tengo un anima vagula, blandula, erosionada por el salitre de mis días, repleta de cruces clavadas sobre cosas muertas, pero ese rastrojo de alma vuela siempre a Funchal, ¡Funchal..!

Una marina en Funchal

Marina en la noche de Funchal

Con Francesco Valentini

Con Francesco Valentini

Con Germano El Magnífico (por Lorenzo di Medici), pero también le llamaba Draco. Ni siquiera mi alma avinagrada le hacía perder su risa

Con Germano El Magnífico (por Lorenzo di Medici), pero también yo le llamaba Draco Draconi. Ni siquiera mi alma avinagrada le hacía perder su buen humor.

Chicas de juerga: Celia yo en la cava del Malvazía

Con este dulce tradicional de Madeira se acompañan los vinos dulces de la isla. Querida mía, el que me regalaste no llegó nunca a La Habana, una boca glotona lo devoró en el aire

Con este dulce tradicional de Madeira se acompañan los vinos dulces de la isla. Querida mía, el que me regalaste no llegó nunca a La Habana, una boca glotona lo devoró en el aire

Esta calle me gustó especialmente, y la casa tine un pórtico de listones de madera verdes. Del lado que la cámara no tomó, hay una quinta abandonada con aura de morada de espectros y un jardín salvaje lleno de guardianes de cerámica y vidrio...

Esta calle me gustó especialmente, y la casa tiene un pórtico de listones de madera verdes. Del lado que la cámara no tomó, hay una quinta abandonada con aura de morada de espectros y un jardín salvaje lleno de guardianes de cerámica y vidrio…

La catedral de Funchal, de estilo Manuelino

La catedral de Funchal, de estilo Manuelino

Otra de las hermosas calles de Funchal. Me faltó tiempo para aprenderme los nombres, pero tal vez sea Rúa da Carreira…

Esta es la casa típica de Madeira. Rara, pero muy colorida

Esta es la casa típica de Madeira. Rara, pero muy colorida

Siempre me produce asombro ver tantísimas frutas que no conozco. La roca negra volcánica, cubierta solo con unos centímetros de tierra, es más feraz que la isla de Cuba entera

No es un traje majestuoso ni impresionante, pero sí gracioso y sencillo, y lleno de color.

No es un traje majestuoso ni impresionante, pero sí gracioso y sencillo, y lleno de color.

Este es uno de los caminos llamados "levada", que abundan en el bosque de Laurisilva. Los esclavos los construyeron para acarrear el agua que bajaba de la cima de las montañas.Son extraordinariamente hermosos, con los árboles inclinados que parecen desmayarse al paso del caminante

Este es uno de los caminos llamados «levada», que abundan en el bosque de Laurisilva. Los esclavos los construyeron para acarrear el agua que bajaba de la cima de las montañas. Son extraordinariamente hermosos, con los árboles inclinados que parecen desmayarse al paso del caminante…

Estos árboles tienen un lenguaje que ya no podemos comprender.

El Caldero Verde, poza mágica que muchos consideran el corazón energético de esta antigua isla que fue parte de la Atlántida. Yo sentí energías muy fuertes en Queimada, que es apenas una de las muchas entradas a este lugar. Doy testimonio.

El Caldero Verde, poza mágica que muchos consideran el corazón energético de esta antigua isla que fue parte de la Atlántida. Yo sentí energías muy fuertes en Queimada, que es apenas una de las muchas entradas a este lugar. Doy testimonio. Dicen que los esclavos acudían aquí para hacer trabajos de vudú…

El profesor Antonio Scuratti. Entré por casualidad en el teatro y escuché en italiano su extraordinaria conferencia sobre la mirada panorámica en La Ilíada. Un hombre realmente brillante. Y se parece al busto del emperador Marco Aurelio, ¿cierto...?

El profesor Antonio Scuratti. Entré por casualidad en el teatro y escuché en italiano su extraordinaria conferencia sobre la mirada panorámica en La Ilíada. Un hombre realmente brillante. Y se parece al busto del emperador Marco Aurelio, ¿cierto…?

Menorable cena poco antes de la partida, en compañía de don Floriano, director de Edicarte y veterano de la Revolución de los Claveles, su hija y mi entrañable Celia, que cree que me he olvidado.  El barrio era pintoresco, y el restaurante, excelente, sirve una sopa misteriosa donde el queso se transforma en un huevo.

Memorable cena poco antes de la partida, en compañía de don Floriano, director de Edicarte y veterano de la Revolución de los Claveles, su hija y mi entrañable Celia, que cree que me he olvidado. El barrio era pintoresco, y el restaurante, excelente, sirve una sopa misteriosa donde el queso se transforma en un huevo.

 

Equipo Internacional de la Alegría: Francesco, Nadia, Germano y la que no es italiana. Soy feliz de haber conocido a estas personas. Siempre me hacían bromas, y me  obligaban a reir...

Equipo Internacional de la Alegría: Francesco, Nadia, Germano y la que no es italiana. Soy feliz de haber conocido a estas personas. Siempre me hacían bromas, y me obligaban a reir…

Punta del Sol. La despedida

Punta del Sol. La despedida