Juntos más allá de la muerte

No han de existir en este mundo muchas necropolis que puedan presumir de albergar el sueño eterno de un escritor célebre y sus personajes, pero el Cementerio de Colón habanero puede ostentar ese blasón. Cirilo Villaverde, consagrado como el primer gran novelista de Cuba y autor de nuestra novela fundacional Cecilia Valdés o la Loma del ángel, yace en un hermoso panteón de mármol adornado con un obelisco, y no muy lejos, en una tumba modestísima, los restos mortales de quien fue, quizá, la musa viviente del escritor tienen su ultimo reposo.

Panteón del escritor Cirilo Villaverde en el cementerio de Colón

La existencia real de Cecilia Valdés ha sido, desde la aparición de la novela en Nueva York, una tesis muy controvertida, pero no salió de la imaginación excitable de algún lector entusiasta o de los esfuerzos de un crítico literario prolijo e interesado en la Historia, sino de un fragmento de una carta escrita por el propio Villaverde a un conocido, donde confiesa que, para crear el personaje, se inspiró en “una mulata muy linda con quien llevó amores Cándido Rubio, mi condiscípulo y amigo, en La Habana”. Si la musa, quien sin duda se paseaba en chancleticas por los adoquines coloniales triturando corazones de todas las razas —como Villaverde la describe—, se llamaba o no Cecilia Valdés, es un enigma difícil de esclarecer después de tanto tiempo, aunque la tumba que en Colón lleva su nombre parece arrojar bastante luz sobre los hechos.

La lápida que corona la pobre sepultura fecha la muerte de su ocupante el 21 de mayo de 1893, lo que concuerda con la época en que se desarrolla la historia de la Cecilia literaria. La novela termina cuando Cecilia, enloquecida por la muerte de Leonardo que involuntariamente ha provocado, sufre las secuelas de su parto y es internada en un asilo para dementes. Es aún una mujer muy joven, no llega a los veinte años. Su destino acaba aquí para el lector, quien queda obsesionado por esta vida que se hunde en el silencio y el olvido. ¿Qué fue de Cecilia Valdés, privada del apoyo de su amante, desconocida por su padre biológico y ya sin su abuela Chepilla ni su amigo incondicional, el sastre José Dolores? La demencia borra la identidad. “No te rías de la locura, es peor que la muerte”, dice un personaje del dramaturgo norteamericano Tenessee Williams.

Pero si la locura no deja huellas del ser en el mundo, la muerte, paradójicamente, sí lo hace. En los libros de inhumaciones de la necrópolis de Colón consta que en esa fecha se dio sepultura a una mujer llamada Cecilia Valdés, natural de La Habana e hija de la Real Casa de Maternidad, tres datos que coinciden con el personaje creado por Villaverde. Un cuarto dato casi disipa ya cualquier duda residual: la fallecida era mestiza. Murió a la temprana edad de 39 años, lo que indica que sobrevivió por más de dos décadas a su final literario. Horroriza pensar que lo haya hecho en aquel asilo de dementes, donde como único Consuelo dice Villaverde que encontró a su madre Charo Alarcón. Una vida infernal sin ninguna semejanza con la existencia colmada de amor y placeres con que Cecilia soñaba. En vez del blanqueamiento que tanto anhelaba se hundió en la negrura más profunda. Su hija recién nacida tendría su mismo fatum: crecería sin su madre loca, quién sabe cómo y, para desgracia mayor, cargando sobre sus hombros el estigma de ser fruto de un incesto.

Pero hay otro lugar en La Habana donde Cirilo y Cecilia forman un dueto eterno, o al menos lo será mientras exista la ciudad. Es la iglesia del Santo Ángel Custodio, en la Loma del Ángel, en cuya plazoleta se alza una escultura en bronce del artista Eric Rebull que recrea la imagen de Cecilia. A pocos metros un busto de Cirilo Villaverde, colocado en 1946 en una hornacina de la fachada del templo, parece contemplarla sumido en meditación silenciosa que acompaña una vaga sonrisa.

Una reflexión sobre este emparejamiento que se mueve entre la ficción y la vida (o la  muerte) real, induce a un escritor a cuestionamientos un tanto metafísicos: ¿Qué lazos forja la escritura con las creaciones de nuestra imaginación? Y se puede ir aún más lejos: ¿acaso existen vasos comunicantes entre lo que escribimos los escritores y la manera en que se moldea la realidad? ¿Influye la materia literaria sobre la marcha de la existencia? ¿Somos, en verdad, demiurgos? Conan Doyle decidió matar a Sherlock Holmes para librarse del personaje, que lo acosaba, y nunca lo logró. La historia de la literatura abunda en casos de escritores que terminaron estableciendo una relación morbosa con alguno de sus personajes o con las historias que crearon para ellos. La sospecha da miedo, y aunque los escépticos digan que es muy lógico que Villaverde y Cecilia estén enterrados en el Cementerio de Colón porque eran habaneros y esa era, entonces, la única necropolis de la ciudad, y en definitiva no existen pruebas fehacientes de que esa muerta sea la musa del escritor, a mí el connubio me sigue impresionando, como todo lo que parece sobrenatural, aunque no lo sea..

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La magia de la música más allá de las fronteras del sonido

Lev Sergueievich toca su theremín

Hace muchos años, en el Onceno Festival de la Juventud y los Estudiantes celebrado en La Habana, vi y escuché por primera vez un sintetizador en acción. Un músico checo (o polaco, después de tantas décadas ya no recuerdo) ofreció una coral donde él era la voz veintiuno en vivo. Todo el resto del coro inmenso era su propia voz replicada por aquel instrumento. Me impresionó de tal manera que durante años guardé el recorte de diario donde se le anunciaba y estuve pensando en aquello. Mucho después, ya casada con mi esposo Benigno Delgado Hernández, guía de turismo, visitamos la casa de uno de sus amigos, quien tenía un sintetizador. Era un músico aficionado, algo que yo jamás me he considerado a mí misma, pero cuando me ofreció manipular el instrumento y comenzó a enseñarme la infinita cantidad de sonidos que encerraba en su interior, me hizo pensar con mucha fuerza en aquellas extraordinarias cajas mágicas de que hablan los cuentos de hadas, donde están encerrados todos los sonidos del universo. Luego pensé el El Aleph, de Borges, pero El Aleph encierra todas las imágenes posibles, mientras que el sintetizador guarda sonidos Había cantos de pájaros, ruidos de tormenta, entrechocar de espadas y cánticos de guerra, entre otras muchas cosas. Yo estaba por entonces escribiendo el guión de mi aventura Los Celtas, y la posibilidad de ser yo misma quien trabajara el sonido de la serie, de acuerdo con mis conocimientos de esa cultura extraordinaria, me provocó tal excitación que Benigno tuvo que sacarme de la casa de nuestros amables huéspedes casi a rastras. Recuerdo, como un dato aleatorio, que aquel matrimonio amigo había comido esa noche una gran cantidad de jamón de pierna y estaban intoxicados, pero yo no sentía piedad: el egoísmo del artista que acaba de hacer un descubrimiento capital me poseía sin dejar espacio para ningún otro sentimiento.

De más está decir que el sintetizador se agregó de inmediato —junto con perros pastores y huskies, un caballo, una cabaña cerca del mar, un telescopio, una colección de música y todo lo necesario para poder pintar —a la larga lista que conformaba y aún conforma el conjunto de mis sueños imposibles. A veces uno llega a resignarse a tantísimas renuncias, hasta que un día navega en internet y descubre…

El Theremín y el Tautronio

Carolina Eyck

El theremín a veces parece un instrumento del futuro de la Tierra o de otro mundo. Su música parece evocada de la nada, notas y tonos burlados y manipulados por movimientos hipnóticos de manos y dedos a través del aire.

Así aparece descrito en internet el único instrumento musical conocido hasta la fecha que se “toca”completamente sin contacto físico directo. Fue inventado alrededor de 1920 por el físico ruso Lev Sergeyevich Termen, conocido más tarde como Leon Theremin, cuyo apellido pasó a nombrar el instrumento de su invención.

Si yo tuviera que describirlo, diría que fue una especie de caja cuadrada en sus inicios, rectangular en sus versiones modernas, de la que sobresalen dos antenas que operan con los principios del electromagnetismo. Es más o menos así, pero recuerden los lectores que siempre fui ponchada en Física.

El theremín recuerda, a quien lo ve tocar, la leyenda del aprendiz de brujo, porque el músico mueve sus manos alrededor del instrumento como si hiciera pases mágicos, y entonces se produce el milagro de una música que no parece de este mundo. ¿El secreto? Los músicos controlan los sonidos moviendo las manos y los dedos alrededor de una antena vertical para subir o bajar el tono, y hacia arriba o hacia abajo sobre una antena en bucle para controlar el volumen. En realidad, las manos del ejecutante controlan y manipulan los campos magnéticos alrededor de las antenas. ¿No parece cosa de brujos?

Lev Sergueievich nació en San Petersburgo, Rusia Zarista, en 1896. A los siete años montaba y desmontaba relojes con una precoz habilidad ingenieril, y a los quince construyó un observatorio astronómico. Al igual que muchos jóvenes de familias pudientes de su país, tomó lecciones de violín, violonchelo y otros instrumentos musicales. Como en el caso de tantos descubrimientos científicos, por ejemplo el elemento radio de los esposos Curié, el theremín es fruto de una sorpresa tangencial. En 1920, Lev inventó un ingenio que permitía usar la nueva tecnología de las ondas de radio para medir algunas propiedades del elemento gaseoso, pero descubrió que su aparato emitía “un extraño gorjeo” que él podía moldear si movía sus manos alrededor del equipo. Como era un músico entrenado, es posible que desde el primer momento reconociera el potencial artístico de su nueva creación. Según declaró en una entrevista, su conversión del aparato en instrumento musical fue muy intencional: “No estaba —dijo— satisfecho con los instrumentos mecánicos que existían, de los cuales había muchos. Todos fueron construidos usando principios elementales y no estaban bien hechos físicamente. Estaba interesado en hacer un tipo de instrumento diferente. Por lo tanto, transformé equipos electrónicos en un instrumento musical que proporcionaría mayores recursos». Si este criterio de Lev Sergueievich era válido o no y qué hubieran dicho de él Bach, Bethoven, Chopin, Lizt y otros grandes compositores y concertistas de la historia musical de Occidente es algo que no sabremos nunca, porque no conocieron el theremín.

Tras semejante triunfo pronto Lev Sergueievich viajó a Estados Unidos, donde fue muy bien recibido y se le concedió un estudio en West 54th Street, en Nueva York. Pronto allí se dieron cita compositores y científicos. A los primeros los fascinaba el instrumento y a los segundos los intrigaba. El propio Einstein llegó a alquilarle a Sergueievich una habitación desocupada en el estudio del inventor para poder estudiar el fenómeno de la música celestial del theremín.

Sergueievich ganó mucho dinero con su instrumento en Estados Unidos , y comenzó a soñar con construirlo en serie para que todo el mundo pudiera tocarlo, pero su sueño no se pudo materializar debido a lo dificultoso que resulta tocar bien un theremín.

La extraña sonoridad del instrumento hizo que fuera usado en programas y películas que requerían efectos especiales. La más conocida de ellas, filmada en 1951, fue El día que paralizaron la Tierra, pero antes ya había sido usado en la banda sonora de Miklós Rózsa para la película Spellbound, de Alfred Hitchcock, ganadora del Oscar en 1945. 

 Después de un corto período el instrumento cayó en el olvido. Sin embargo, a partir del documental Theremin: An Electronic Odyssey, realizado en 1993, el theremín de Lev Sergueievichh está viviendo un gran renacimiento. Músicos de reconocido prestigio lo han adoptado y los conciertos se suceden. La música del theremín, que ciertamente deslumbra por su increíble registro de bajos y agudos y parece música de las esferas, la misma de la que hablaba el filósofo griego Pitágoras, ha sido empleada en filmes clásicos del cine como Star Trek, la usó el celebérrimo grupo Led Zeppelin en su conocida canción Whole Lotta Love, y The

Jimmy Page, de Led Zeppelin, toca el theremín

Rolling Stones la empleó en su álbum psicodélico Her Satanic Majesty Requests, de 1967. La artista islandesa Hekla Magnúsdóttir, quien combina el theremín con su voz en sus álbumes, ha dicho:  «Creo que tiene mucho potencial inexplorado, y también es fascinante visualmente». Violonchelista como Lev Sergueievich, a ella también le parece el theremín un instrumento que produce música de planos ajenos a este mundo. Carolina Eyck es otra maestra de theremín que busca difundir este instrumento único y está ampliando su escaso repertorio con nuevas composiciones como su pieza Ocean, de 2019. Ella ha dicho: «Cuando tocas el theremín, parece algo mágico, como si pudieras lanzar hechizos”. También ha confesado que la banda sonora de Spellbound, que escuchó en su infancia, tuvo tuvo en ella un impacto particular . El actor Keanu Reeves aprendió a tocar el instrumento en Bill & Ted Face the Music, la reciente tercera entrega de la trilogía de Bill & Ted. Se ha utilizado en temas para programas de televisión como la serie de ITV Los asesinatos de Midsomer, o el tema central de la serie de vampiros de los años 60 y 70 Dark Shadows, e incluso en discos icónicos, como Oxygène de 1976, de Jean Michel Jarre. Este instrumento se oye también, especialmente al final, en la película One Flew Over the Cuckoo’s Nest (Alguien voló sobre el nido del cuco) producida en 1975, que ganó numerosos premios internacionales y fue la segunda película en obtener los cinco principales premios Óscar: Película, director, actor (Nicholson), actriz (Fletcher) y guion adaptado.

¿Es realmente tan difícil de tocar el theremín?

No existe una enseñanza estructurada sobre cómo tocar un theremín, pero se requiere alguna clase de formación musical, aunque no sea imprescindible una escolarización de altos niveles. “Además de una buena percepción espacial, un músico necesita un oído brillante para tocar notas específicas. Necesita combinar movimientos corporales relajados con una concentración mental intensa”.

Los músicos de theremín emplean técnicas de expresión física y emocional, del mismo modo que procede un actor. La consecuencia de esta comunión de singularidades es que hay muy pocos virtuosos de theremín en el mundo, y cada uno tiene su propio estilo. «Cada músico aporta su propia personalidad distintiva al theremín, y estas diferencias pueden ser bastante fundamentales, casi como una firma sonora», dice Charlie Draper, un destacado músico británico de theremín que actúa tanto en solitario como con su colectivo orquestal Retrophonica. Yo diría que, además de instrumento musical, el theremín es un estado del alma.

Liev Sergueievich tuvo un triste final. Se cree que actuó en Estados Unidos como un agente doble del Kremlin. Fue llamado a la Unión Soviética, donde, víctima de las purgas stalinistas, fue enviado a una prisión para científicos, y allí fue obligado a trabajar en la creación de dispositivos electrónicos de espionaje. Su trabajo tuvo gran repercusión en el espionaje soviético en las altas esferas gubernamentales estadounidenses e inglesas. Murió a la edad de 97 años.  Su sobrina nieta, Lydia Kávina, también thereminista, creó la banda sonora del filme El maquinista, en 2004.

La indescriptible sonoridad del theremín ha hecho que se le asocie con situaciones inquietantes y con los géneros de misterio y terror,  pero sus ejecutantes también lo  emplean en la interpretación de música clásica, especialmente en música experimental y en música clásica contemporánea de los siglos XX y XXI; así como en géneros de música popular como el rock, el rock psicodélico y el art rock.

Los avances de la tecnología moderna han hecho sus aportes al theremín. Se ha llegado a producir theremines de manera más o menos artesanal con modos de interactuar muy distintos, como por ejemplo, theremines ópticos que miden la cantidad de luz que llega a un sensor. También la empresa Roland comercializa en algunos de sus módulos un sensor de infrarrojos llamado D-Beam, con el que se puede controlar, no solo el tono, sino alternativamente el parámetro que se elija. Actualmente existen incluso modelos que participan de la tecnología MIDI, lo cual posibilita que tengan, virtualmente, cualquier timbre que se desee utilizando un sampler, pero dicho efecto rara vez produce sonidos audibles, al no estar pensado el diseño original en ese sentido.

Un modelo actual de theremín

Actualmente, un gran número de thereministas buscan seguir el legado de los grandes virtuosos del instrumento, algunos de ellos son Jean Michel Jarre, Lydia Kavina, Barbara Buchholz, Carolina Eyck, Katica Illényi, Ernesto Mendoza, Peter Pringle, Robby Virus, o Pamelia Kurstin.

Trautonio

El trautoniofue inventado en 1929 por el ingeniero alemán Friederich Trautwein. El músico y compositor alemán Paul Hindemith escribió muchas piezas para él y así  los nazis tuvieron su versión del theremín ruso. El trautonio, del que Goebbels fue un apasionado admirador, parece una gran versión temprana de un sintetizador, pero no tiene un teclado, sino dos tablas que sostienen un cable de resistencia sobre una placa de metal, que puede ser presionada por los músicos y también pasar sus dedos sobre ella. Aunque el trautonio generó gran entusiasmo y la misma expectativa que el theremín de que pudiera llegar a convertirse en un instrumento de masas, durante más de siete décadas solo un joven músico, Oskar Salas, lo tocó en conciertos.

Oskar Salas

También tocaba en programas de radio especialmente concebidos para el instrumento, pero sus actuaciones terminaron cuando fue reclutado para la guerra. Cuando la contienda bélica terminó, Salas creó un estudio en Berlín donde trabajó en bandas sonoras para documentales, cortometrajes y comerciales. Desarrolló una nueva versión del instrumento, el mixturtrautonium, capaz de producir un sonido más rico y polifónico.También lanzó grabaciones de piezas de Paul Hindemith y Harald Genzmer, compuestas específicamente para el trautonio.

Es poco o nada conocido el hecho de que el director de cine de terror estadounidense Alfred Hitchcock quedó fascinado cuando escuchó el sonido del trautonio, al extremo de que lo utilizó en la banda sonora de su famosa película Los pájaros. Los chillidos de los ataques masivos de las aves fueron conseguidos con ese instrumento.

Hitchcock escuchando una partitura de theremín para la banda sonora de Los pájaros

Salas murió en 2002, pero un joven músico de Múnich, Peter Pichler, quien se había enamorado del trautonio «cuando era un estudiante de música y estaba viendo un film independiente con este sonido”, encargó un mixturtrautonium a la única compañía en Alemania que aún produce el instrumento. Pesaba 85 kilos y no había nadie que pudiera enseñarle a tocarlo. Perseveró y ya ha realizado varias presentaciones en Europa.

Yo he escuchado las sonoridades de los dos instrumentos, y pienso que el theremín es muchísimo más espiritual, verdadera música de mundos más elevados y trascendidos que el nuestro, aunque pueda llegar a ser auténticamente espeluznante en algunos momentos , mientras el trautonio puede conducir al oyente a los misterios del Inframundo, los recovecos de todos los infiernos inventados por el hombre desde el Orco etrusco al Hades griego, desde el Hell escandinavo hasta las moradas de fuego del Satán cristiano. Pero tan importante como las bellezas y misterios de estos instrumentos en sí mismos, está  su legado, porque en ellos, a pesar de su rareza o quizá por ella misma, se cumple una ley de la cultura y de la historia: nada queda sin continuidad. Ambos son los antepasados del sintetizador que me fascinó aquella lejana tarde de visitaciones, en que llegué a pensar que yo podría crear la banda sonora de una batalla en la Irlanda prehistórica entre los Thuatha de Danaan y los Fomore, entre rugidos de tempestad y alaridos de muerte. Yo, que no sé nada de música y mi única postura ante ese arte es de veneración.

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ENGAÑO: el octavo pasajero (V)

Este es el quinto de una serie de artículos que intentan advertir a las personas sobre el peligro de manipulación ideológica, cultural, religiosa, política y social que representan las noticias falsas y las teorías de la conspiración, fenómenos que han tomado al mundo por asalto desde que Donald Trump obtuvo la Presidencia de los Estados Unidos en 2016. Existen empresas que obtienen los datos que usted revela en sus redes sociales y los usan para personalizar sus estrategias de manipulación. Usted puede ser confundido y su mente manejada por narrativas que, en algunos casos, van dirigidas puntualmente a grupos vulnerables a determinados asaltos psicológicos. Usted debe ser consciente de que estas manipulaciones pueden provenir de aquellos en quienes más confía, incluso de sus líderes religiosos. Todos debemos ser objetivos e informarnos sin pasión antes de dejarnos llevar por la pasión. Si lo desea tome partido pero, primero, sepa por quién y por qué.

QAnon: el octavo pasajero

Un adepto de QAnon agita el logo del grupo en medio de un meeting de Donald Trump

Para mí todo empezó hace años, cuando algunos de mis amigos, interesados en la sanación por métodos de medicina alternativa y tradicional y en ciertos aspectos de la espiritualidad New Age, comenzaron a introducir en sus conversaciones, que hasta ese momento me habían sido muy familiares, conceptos nuevos, raros y desconcertantes unidos a nombres de gurús  de ahora mismo, algo muy común en este mundo de la alteridad en que se mueven de manera habitual aquellas personas que han perdido confianza en la ciencia y se sienten inconformes con las propuestas tradicionales de la cotidianeidad. Algunos de mis amigos seguían a ciertos gurús. Otros, solo manejaban los temas de un modo vago.

Los gurús suelen dividirse en dos categorías: los canalizadores, individuos que dicen estar en comunicación con deidades, seres extraterrestre y/o Maestros desencarnados que quieren ayudar a la evolución de la Humanidad, y son, por tanto, una mezcla de intérpretes y mensajeros de tales entidades; y los Maestros, conspicuos personajes con cierto grado de conocimiento esotérico y etiqueta de “Iniciados”, quienes irrumpen en escena portando la antorcha de “nuevas teorías” olvidadas o “reveladas”, que supuestamente arrojan luz sobre aspectos de la historia humana, la evolución del planeta y las leyes del universo.  Omito nombres porque algunos de estos “Maestros” tienen prestigio internacional, imparten conferencias en centros importantes y gozan, en ocasiones, de tolerancia y hasta de cobertura oficial por parte de los gobiernos.

Algunas de las teorías más espectaculares y excitantes expuestas por tales gurús y Maestros no son nuevas, y unas cuantas fueron expuestas en decenas de cuentos y novelas de ciencia ficción a partir de los años 30, y vistas en series como Expedientes X y Black Mirror.  Todos los aficionados al género las disfrutamos allí en sus formas más exuberantes y elaboradas. Sin embargo, detecté cierto sesgo en esas conversaciones que me llamó la atención por sus planteamientos abiertamente esperpénticos. Por ejemplo, varias veces escuché repetir que en una isla cercana a Jamaica, Hillary Clinton y un grupo de destacadas personalidades de la élite del partido Demócrata norteamericano, unidos a célebres  figuras de Hollywood y de la política internacional, tienen un templo o santuario dedicado a Satanás, en el que sacrifican niños a los cuales, previamente, han sometido a violaciones, y luego de sacrificados, devoran su carne y sus cerebros en medio de rituales tan macabros que ni pueden ser imaginados.

Algún amigo mío habla también de ciertos cuatro pilares del “sistema” que están cayendo: la economía, la religión, la ciencia y la política. El Gobierno Secreto del Mundo o Estado Profundo (que algunos identifican con los Iluminati) los ha sostenido por siglos para cegar a la Humanidad y poder dirigirla a su antojo, pero ya se acerca el momento en que nuestro planeta va a dar un salto cuántico a una zona de la galaxia donde la vibración es mucho más elevada, y quienes no hayan preparado sus cuerpos y sus mentes para este gran salto tendrán que morir. Todo el proceso está dirigido por los habitantes de la constelación de Las Pléyades (los enigmáticos pleyadianos), quienes tienen a su cargo la evolución de los terrícolas para que puedan integrarse en un anillo cósmico de gran espiritualidad, y cuando demos ese gran salto, comenzará en la Tierra una nueva Edad de Oro sin guerras, sin enfermedad. La Realidad perderá todos los afeites con que la ha invisibilizado el Estado Profundo y aparecerá ante nuestros ojos en toda su prístina y avasalladora desnudez, y entonces ¡SABREMOS!… ¿Qué? Hasta ahora nadie me ha proporcionado una idea clara de lo que sabremos..

Estos sesgos discursivos, tan parecidos a una burda emulsión de mala ciencia ficción con antiguas profecías muy distorsionadas provenientes de la Biblia, el pueblo maya y otras culturas desaparecidas, y de cierta literatura delirante cuyo género no podría precisar, pero en la que percibo ecos de un pensamiento mítico muy antiguo (la Edad de Oro es un concepto presente en los albores de civilizaciones tan antiguas y disímiles entre sí como la griega y la maya, por solo citar dos ejemplos), corren en paralelo en La Habana con un incremento de grupos religiosos de confesiones protestantes, entre los cuales no los más numerosos, pero sí los más vehementes son, sin duda, los pentecostales. Pero los protestantes y, aunque menos, también los católicos, hablan obsesivamente de Satanás, un personaje que, salvo en la teoría conspiranoica del templo pedófilo de Hillary Clinton, no aparece ostensiblemente en el imaginario de mis amigos (hasta donde sé, casi todos ateos). Creí percibir también fragmentos de narrativas de ciertas sectas foráneas, algunas ya extintas y otras no tanto, pero todo lo demás ¿de dónde está saliendo? No se trata solo de pensamiento mágico —reacción lógica en sociedades de la Posmodernidad donde han señoreado por décadas discursos muy materialistas con fuerte base tecnocientífica—. Tampoco de las típicas teorías conspiranoicas sobre naufragios extraterrestres ocultos en bases militares como Roswell, inmediatamente posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial. Hay algo más. ¿Cómo llega toda esa pseudoinformación a una isla rodeada de agua por todas partes, y tan tardía en su sintonía con el mundo que ya José Martí en el siglo XIX la llamó “la comarca demorada”?

Mis amigos solo tienen respuestas vagas. Es evidente que no conocen o no cuestionan las fuentes de este entramado de realidades alternativas en el que están hundidos hasta las cejas, al punto de que ya no son capaces de pensar en términos de la vida real. Solo he podido sacar en claro dos pistas: que ellos obtienen esos materiales en forma de audios, libros digitales y documentos de Word que otros serviciales (¿?) amigos y conocidos les pasan en flash y tablets, y que uno de mis amigos está convencido de que Hillary Clinton perdió las elecciones del 2016 frente a Donald Trump no por el voto de los colegios electorales, sino porque se descubrió su red internacional de pedófilos, en la que también están involucrados el Dalai Lama y… el Papa Francisco. Cuando le pregunté de dónde obtuvo esa información respondió muy sorprendido: “¡Todo el mundo lo sabe!”. Pero en 2016 la prensa oficial cubana solo se refirió a la imputación hecha a Hillary por el Senado y las más importantes agencias de Seguridad de los Estados Unidos por hacer uso de un servidor de correos privado para tratar asuntos oficiales, entre los cuales había varios temas de alta sensibilidad para la Seguridad Nacional. Ni entonces ni después nuestros medios de comunicación han mencionado la supuesta red de pedófilos satanistas.

La primera pista indica la fuente: la Internet de otros países o conexiones en Cuba de banda ancha capaz de descargar (¿gratis?) videos de larga duración. La segunda pista es más compleja y tiene que ver con una antigua frase latina de uso clave en la Abogacía: cui bono: ¿quién se beneficia? ¿Quién sacaría partido de lanzar al fuego en el mismo saco a Hillary Clinton, el partido Demócrata y la Iglesia Católica, uno de los monoteísmos más poderosos y numerosos de la Tierra? Mis pobres amigos cubanos, ingenuos en su aislamiento, sumidos de lleno en sus océanos de pensamiento mágico —proceloso para quienes carecen de la más mínima noción antropológica sobre la naturaleza del fenómeno—, no tienen idea de ser receptores involuntarios de una conspiración política de alcance internacional que, como ahora sí ya está claro para mucha gente en nuestro planeta, puede, por imposible que parezca, alterar la faz del mundo.

Ya me referí en posts anteriores de este seriado al fenómeno digital 4chan, el tablón de imágenes o imageboard creado en 2003 en la Internet oculta por un adolescente norteamericano que terminó convirtiéndose en gurú tecnológico de prestigio internacional. 4chan demostró ser una tierra muy fértil, una especie de Jardín del Edén donde han florecido frutos tan disímiles como el grupo Anonymous de cyberactivistas, surgido en  2008 casi junto con la plataforma Wikileaks; el rocambolesco movimiento llamado QAnon (por sus tufos sulfurosos alguien se ha referido a él como nacido en las cloacas de Internet), aparecido en 2017, y una de sus últimas plantas exóticas de cuatro hojas: los Boongaloo Boys, un grupo que defiende el derecho de portar armas en público y quiere otra Guerra de Secesión en los Estados Unidos que ponga fin al Estado Federal. Se identifican por vestir camisas hawaianas y ropa de camouflaje. No tienen estructura jerárquica ni ideología definida, hay entre ellos neonazis, supremacistas, partidarios del movimiento Black Lives Mathers, anarquistas y casi cualquier tipo de cosa. Como todo fenómeno nacido de Internet acaba por saltarse las fronteras de sus webs y salir a varias partes del planeta. Por ahora es todo lo que diré sobre él.

Pero QAnon merece más atención.

QAnon tiene su bandera, que de algún modo vago recuerda un poco a la de la Repúblilca Independiente de Texas, tal vez sean los colores…

La aparición de este grupo en 4chan recuerda a muchos analistas un juego de realidad alternativa que, como muchos saben, no es lo mismo que un juego de rol. En líneas generales, los juegos de rol tienen siempre una especie de Maestro de Ceremonias llamado Director de Juego, quien crea una trama y media entre los jugadores-personajes, los cuales, responden, en ocasiones, a estructuras arquetípicas aunque no siempre es así. Cada jugador tiene libertad para crear su personaje, lo diseña, define sus características, su personalidad, su vestuario que en algunos casos suele ser un disfraz verdadero, por ejemplo de mago, druida, guerrero o princesa en los juegos de fantasía heroica; de estadistas, reyes y héroes en los de corte histórico. Los jugadores toman apuntes, emplean dados para decidir acciones, mapas y tableros para simular situaciones, no hay un guión y todo se basa en la improvisación. Hay un consenso totalmente consciente entre los jugadores, quienes se reúnen, por lo general, en casas particulares con la única intención de pasar un rato agradable entre amigos. Todos saben que están participando en el juego de forma voluntaria, y el juego terminará en algún momento, bien porque la narrativa concluye o porque los jugadores tienen que volver a sus casas a ocuparse de sus vidas reales.

Amigos participando en un juego de rol
Dados y otros elementos empleados por los jugadores de rol. En ocasiones se usan disfraces.

Un juego de realidad alternativa es otra cosa. Aunque la imaginación humana es inagotable, este tipo de juegos suele responder casi siempre a la siguiente estructura: una persona recibe por mail, por una llamada telefónica, por una carta o por cualquier otro medio (puede ser hasta un subrayado en su periódico favorito) un mensaje anónimo que lo invita a jugar. Si acepta, recibirá otro mensaje donde se le ordena cumplir una misión. Cada mensaje contiene instrucciones para cumplir metas de la tal misión y, al mismo tiempo, instrucciones para alcanzar el próximo hito en el juego.

Jugador de realidad alternativa busca códigos encriptados y ppistas que le conduzcan a su nueva misión

Vea el lector  la definición que he tomado del sitio https://hipertextual.com/2015/06/juegos-de-realidad-alternativa:

La naturaleza de los juegos de realidad alternativa es permitir que los individuos se conecten y vayan integrando cada vez más personas a la experiencia, creando una comunidad.

La premisa más importante de los ARG ha sido acuñada en la frase “Esto no es un juego”, pues los participantes no deben ser capaces de distinguir entre el juego y la realidad. La línea que separa ambos universos debe ser muy fina, casi irreconocible. Las reglas del juego no deben ser específicas, sino que deben ser descubiertas por cada individuo. Asimismo, la historia del juego no se presenta de forma cronológica, el participante debe descubrirla juntando piezas dispersas en distintos medios, por lo que resulta imprescindible que todas las piezas tengan cierta concordancia y conexión.

Otra parte fundamental de los ARG es que se desenvuelven en múltiples espacios. Mientras que cuando juegas un videojuego estás limitado a un mundo imaginario en la consola, o bien la experiencia de un juego de rol se limita a un tablero o a un lugar y tiempo reducido en el caso del LARP; las piezas de los ARG se esconden dentro de la red, en los espacios públicos, en otros individuos; puede cobrar forma en un pasaje de la literatura universal, en las palabras de un extraño, en una llamada telefónica misteriosa y mucho más.

En los ARG, la vida real es un medio; no es necesario crear un alter ego, un avatar. Quienes participan deben ser ellos mismos dentro del juego, unas personas normales que se encuentran con un reto a superar y se verán obligados a buscar pistas en su cotidianidad. Es por esta característica que se convierten en experiencias comunitarias. A pesar de que los ARG son poco difundidos en un principio, la naturaleza del juego es permitir que los individuos se conecten y vayan integrando cada vez más personas a la experiencia, creando una comunidad.

No solo las personas mentalmente inestables, sensibles a la sugestión, solitarias o con personalidades mal estructuradas pueden llegar a confundir el juego con la realidad. Puede ocurrirle a cualquiera, porque estos juegos demandan de sus jugadores un muy elevado sentido del compromiso, de modo que si usted acepta jugar, juega y muy en serio, aunque jamás llegue a saber quién lo está dirigiendo, porque eso es parte (y muy excitante) de esta clase de juego. A mí se me parece al funcionamiento de la mente ezquizofrénica, en la que el enfermo recibe órdenes cuya fuente no siempre puede identificar, pero se siente obligado a cumplir inexorablemente. Puede darse el caso de que un jugador, sentado frente a su tele, crea descubrir un mensaje encriptado en las palabras del conductor de su programa favorito, que le envía a visitar de madrugada un cementerio, robar una tienda o caminar desnudo por su centro de trabajo. Es un encadenado de retos. La situación es tan fascinante como plástica y ha inspirado novelas, filmes, obras de teatro… Las redes sociales son mecanismos ideales para poner en marcha juegos de realidad alternativa, sobre todo si la red en cuestión es un sitio de la internet oculta que se caracteriza por tener el anonimato como su regla fundamental y una libertad de expresión casi total. Literalmente, un paraíso para troles.

En octubre de 2017, apenas un año después de que Donald Trump resultara electo Presidente, apareció en 4chan una cuenta a nombre de “Q Clearance Patriot” (Q patriota con permiso de seguridad). La letra Q, en el puesto 17 del alfabeto occidental, es la clave del más alto nivel de acceso de seguridad en el Departamento de Energía de la Casa Blanca vinculado con programas nucleares. Anon es el diminutivo de Anónimo, la firma que distinguió a 4chan y a otros muchos sitios de la internet sumergida. Q se convirtió en QAnon. ¿Quién era?  Un individuo o varios, un trol, un loco, pronto dejó de importar: en 4chan había desembarcado el Octavo Pasajero, que llegaba al mundo respondiendo algún comentario referente al Pizzagate —tan convenientemente estallado un mes antes de las elecciones presidenciales donde Hillary perdió la Presidencia—, y anunciaba:

La extradición de HRC [Hillary Rodham Clinton] ya está en marcha efectiva ayer con varios países en caso de huida por frontera. Pasaporte aprobado para ser señalado el 30/10 a las 12.01am. Esperar que ocurran disturbios masivos como respuesta y otros huyendo de EE UU. Marines dirigirán la operación mientas Guardia Nacional activada.

El tono del mensaje, calificado por el periodista Jordi Pérez Colomé de conciso, peliculero y críptico, se repitió en el segundo mensaje de QAnon:

¿Dónde está Huma [Abedin, asesora de Clinton]? Seguid a Huma. Esto no tiene nada que ver con Rusia (aún). ¿Por qué Trump se rodea de generales? ¿Qué es la inteligencia militar?.

Todo era un pastiche de gran incoherencia, pero… ¿quién dijo que el pensamiento racional suele imponerse en los asuntos humanos?

Ninguna persona en su sano juicio hubiera podido imaginar lo que sucedería a continuación. QAnon siguió comunicándose con sus cada vez más respetuosos y atentos seguidores, que se multiplicaron como amebas. A través de mensajes como los anteriores —que sus admiradores comenzaron a llamar “gotas” o “migas” que ellos debían amasar pacientemente hasta obtener un mensaje—, fue construyendo lo que podríamos llamar la trama maestra de este movimiento entonces naciente: un Gobierno Secreto o Estado Profundo, formado por una camarilla internacional poseedora de enormes riquezas, satanista, pedófila y caníbal gobierna el planeta. Los altos militares del Pentágono reclutaron a Donald Trump para enfrentarse a este grupo siniestro y maléfico y liberar al mundo de su tiranía, algo que, por supuesto, Trump no puede hacer público aún, pues en él se concilian las inconciliables condiciones de ser el Presidente de la primera potencia mundial y al mismo tiempo un luchador encubierto del Bien. Su misión es desbaratar y exponer toda esta red de miserables seres humanos y darles su justo castigo, además de “hacer grande a América otra vez” (slogan puntero de su campaña presidencial), salvando el Sueño Americano amenazado por la mezcla de razas, eliminando a los indeseables inmigrantes mediante la construcción de un muro a lo largo de los más de 3 mil kilómetros de frontera con México, y restaurando la economía hasta que de las cloacas americanas broten torrenteras de oro.

Pero QAnon fue más lejos: en 2016, la investigación sobre la posible interferencia de Rusia en las elecciones en favor de Trump, conocida como “la trama rusa” [1], llevada a cabo por Robert Muller, Fiscal Especial del Departamento de Justicia, era una tapadera, pues Muller, en realidad, trabajaba encubierto junto con Trump en esta Cruzada justiciera, y los dos contaban con el apoyo incondicional de las Fuerzas Armadas y la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. El momento inmediato a la culminación de su misión, que QAnon llama El Gran Despertar, llegará cuando el mundo descubra la maldad del Estado Profundo, y la gran batalla que Trump desencadenará entonces para llevar a los culpables a su destino final en la base de Guantánamo, es llamada por los adeptos de QAnon La Tormenta. “Somos la Tormenta”, dicen, y “A donde va uno, vamos todos”. Son sus consignas insignia. Lo de tormenta proviene de un filme de Ridley Scott, Tormenta blanca, tal vez recordado por Trump en una ocasión en que se reunió con militares en la Casa Blanca y comentó a la prensa presente: “¿Saben a qué se parece esto? A la calma antes de la tormenta”, y cuando un periodista le preguntó qué significaban sus extrañas palabras, respondió sibilino: “Ya lo veréis”. Algunos jocosos, a su modo también teóricos de la conspiración, han querido ver en El Gran Despertar un recordatorio de la famosa píldora roja que, tomada por los protagonistas La Matrix, los ayuda a despertar del sueño-vida virtual en que vivían sumidos. La apoteosis de La Bella Durmiente.

Al decir de un analista de QAnon, su semejanza con un juego de realidad alternativa está dada porque sus narrativas “combinan diferentes elementos que dan a la gente sentido y placer: es en parte análisis, en parte juego, en parte fe. Los miembros descifran pistas, se conectan unos con otros y se inspiran para ver una versión de la verdad que es épica, religiosa y sensacionalista. Se sienten atraídos por tener estas revelaciones y por entrar en la lucha por la verdad”.

Para colmo de increíbles, Trump ha dado su aval públicamente a esta teoría de la conspiración llamada QAnon, en cuyo vientre se agitan mil y una pequeñas subtramas tan conspiranoicas como la trama madre. En medio de la pandemia causada por la Covid-19 y las protestas desatadas por el asesinado del afroestadounidense George Floyd, fue interrogado por la prensa sobre QAnon, algunos de cuyos miembros ya comenzaban a aparecer en sus mítines portando distintivos con la letra Q sobre pancartas y ropas. Estas fueron las respuestas presidenciales a la entrevistadora de Democracy Now:

D.T.: Bueno, no sé mucho sobre el movimiento, aparte de que, según entiendo, soy muy de su agrado, lo cual agradezco. Estas son personas que no les gusta ver lo que está pasando en lugares como Portland y lugares como Chicago y Nueva York y otras ciudades y estados. Y he escuchado que estas son personas que aman a nuestra patria y simplemente no les gusta ver lo que está pasando. Entonces, no sé realmente nada al respecto, aparte de que, supuestamente, soy de su agrado.

REPORTERA: En el centro de la teoría radica esta creencia de que usted está secretamente salvando al mundo de un culto satánico de pedófilos y caníbales. ¿Le parece que usted puede respaldar algo así?

D. T.: Bueno, no he escuchado eso, pero, ¿se supone que es algo malo o bueno? Me refiero a que, si puedo contribuir a salvar al mundo de sus problemas, estoy dispuesto a hacerlo.

Los anónimos seguidores de Q ya no tienen que conformarse con envidiar a sus tradicionales héroes modélicos Tarzán, Superman, Dick Tracy, James Bond o Batman: ahora ellos mismos son los héroes y esas conspiraciones falsas se han convertido en los ejes de sus vidas. Sienten que dejaron de formar parte del sumiso y oprimido cuerpo de baile de la sociedad: se han convertido en primas ballerinas.

Las hipótesis sobre la verdadera identidad de QAnon siguen en el candelero y no falta quienes estén convencidos de que se trata del propio Donald Trump. El dedo identificador también señala a un tal Timothy Charles Holmseth, supuestamente periodista laureado, colaborador encubierto del FBI y autoproclamado “cabeza de la Fuerza de Tareas del Pentágono Contra la Pedofilia”, quien ha revolucionado las redes sociales y algunos sitios productores de fake news con una sensacional noticia:  la operación llevada a cabo en Nueva York por las autoridades navales del Gobierno para liberar a miles de niños a quienes la red de pedófilos demócratas mantenía cautivos en unos túneles siniestros que conectan con la residencia de Hillary Clinton. Se me ocurre que el apellido Holmseth podría ser un constructo entre el del celebérrimo detective de ficción Sherlock Holmes y el nombre Seth, dios egipcio serpentiforme de remota antigüedad a quien hoy se le tributa un culto satánico en los Estados Unidos. He buscado en vano en Internet referencias a la carrera periodística de Holmseth, su  órgano de prensa, sus lauros y, por supuesto, sus datos biográficos, pero hasta ahora no he encontrado más que unas páginas donde aparece la foto de un hombre de aspecto desagradable, desaseado y torvo, una cara que uno nunca le pondría a un periodista en un juego de rol. Ni siquiera la prensa seria que cita su información sobre el rescate de los niños ofrece detalles específicos sobre él. Hay afirmaciones de check points acerca de que La Fuerza de Tareas del Pentágono contra la Pedofilia no existe. Siento que, de existir, dicho grupo tendría poco que ver con el Pentágono. Tendría más sentido encontrarla como un Departamento del FBI o la NSA. Y si este tal Holmseth realmente trabaja encubierto en una investigación del FBI sobre pedofilia, ¿cómo es posible que haya publicado información sobre el caso con fotos incluidas, explicando el papel que juega él mismo en esa investigación? ¿Por qué casi nadie se dedica a desmontar informaciones o, cuando menos, a cuestionarlas? Hasta este momento, Holmseth tiene toda la pinta de ser un bulo, y uno burdísimo, además. Sin embargo, su “noticia” del rescate de los niños cautivos ha sido replicada en mucha prensa seria más allá de las fronteras estadounidenses.  De cualquier modo los seguidores de QAnon no quieren saber mucho sobre Holmseth, porque prefieren seguir alimentando la esperanza de que su guía misterioso tenga un único nombre: Donald Trump, el redentor.

Pero el problema no radica exactamente en la identidad de QAnon, sino en el movimiento creado a partir de su aparición en 4chan.


[1] A pesar de que Trump se ha declarado públicamente “exonerado” de la acusación de estar coludido con Rusia en este caso, Las conclusiones del Fiscal Muller nunca lo declararon inocente. Por el contrario, la investigación concluyó haber hallado evidencia de interferencia rusa en esas elecciones, aunque no pruebas de que Trump estuviera coludido con el Gobierno ruso. Trump criticó duramente la investigación de Muller y conmutó la pena impuesta a su colaborador Robert Stone, acusado de entablar algún tipo de negociación con funcionarios rusos y condenado por manipulación de testigos, obstrucción de la justicia y mentir al Congreso. Después, Trump intentó destituir a Muller. (Continuará…)

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Dulce María Loynaz: ¿burguesa o aristócrata?

A estas alturas semejante pregunta podrá sorprender a muchos que creen conocer la respuesta, aunque no sea más que someramente: gran poetisa cubana hija de un prócer de la Guerra del 95, perteneció a la alta burguesía habanera, escribió varios libros de versos, una novela titulada Jardín y el libro de viajes Un verano en Tenerife, vivió en varias casas de El Vedado, se casó con un famoso cronista social de su época, tuvo una fuerte conciencia clasista que la distanció del proceso revolucionario y murió en La Habana luego de recibir, a los noventa años, el Premio Cervantes de Literatura.

Sin embargo, esta respuesta está muy lejos de reflejar la verdad de una vida que su dueña eligió vivir con mucho más de una mitad en la sombra[i], y aún hoy conocemos muy mal, pues la mayor parte de la papelería de la escritora continúa en manos de sus herederos, inaccesible para los investigadores, historiadores y especialistas en el estudio de su figura y su obra, y la mayor parte de quienes la conocieron y trataron en su intimidad ha muerto. Se necesita saber mucho más sobre esta mujer para comprender todo lo que escribió a lo largo de su existencia, que, aunque no fue mucho, bastó para consagrarla como una de las más grandes poetas de la lengua hispanoamericana y autora de una de las más extraordinarias, enigmáticas e inclasificables obras narrativas concebidas en nuestro idioma.

Pero para empezar a entender un poco más a Dulce María Loynaz, su actitud ante la vida y su creación poética y literaria, habría que comenzar por hablar sobre su familia, tanto paterna como materna. Y para eso hay que remontarse muy atrás en la Historia, pues aunque se ha dicho y repetido hasta la saciedad que se trataba de un clan perteneciente a la alta burguesía —dada la cuantía de su fortuna y su forma de vivir—, esto es inexacto, y lo que tal aserto contiene de inexactitud se convierte en una pesada cortina que oculta aspectos muy interesantes de la personalidad y la obra de la escritora.

LOS ORÍGENES

Gracias a grandes genealogistas cubanos como Francisco Javier de Santa Cruz y Mallén (1889-1954), VI conde de San Juan de Jaruco y IV conde de Santa Cruz de Mopox (su linaje ostentaba Grandeza de España), miembro correspondiente de las Academias de la Historia de Cuba, España Venezuela, y a los nueve tomos de su obra Historia de Familias Cubanas, y también adestacados cronistas de época como Julián del Casal, Ramón Mesa y otros, además de las obras de varios historiadores nacionales publicadas con posterioridad a 1959,  hoy se maneja bastante información acerca de la existencia de una aristocracia nobiliaria en la isla de Cuba. Ninguna aristocracia constituye, por su misma naturaleza, un grupo nutrido en las sociedades en que ella existe, ya que, como indica la raíz del vocablo (de procedencia griego-minoica), aristoi significa “los mejores”, o lo que es lo mismo: grupo selecto, superior y minoritario. Pero en una isla pequeña como Cuba, colonia además, de un gran imperio lejano, entre1708 y 1866, España concedió a criollos cubanos 34 marquesados y 39 condados. Según afirma Alejandro Gonzáles Acosta[ii]:

Para señalar sólo un ejemplo, en la Guía de Forasteros de la Siempre Fiel Isla de Cuba para el año 18734, todavía en la época del reinado de Amadeo de Saboya (el denominado “Rey Caballero” que había sustituido a la disoluta Isabel II), y en plena guerra independentista, aparecen relacionados 61 títulos nobiliarios, entre condes y marqueses asentados en el país, desde los Marqueses de Villalta (otorgado según esta fuente por Felipe IV, y en otras por Carlos II  en 1668), hasta el Conde de San Ignacio.

Y continúa Acosta:

Puede sorprender que Cuba, con mucho menos territorio y riqueza que los virreinatos, tuviera tal densidad de títulos de nobleza, pero se explica en parte no sólo por la mayor duración del dominio español en la isla, sino por la creciente importancia económica y estratégica que sobre todo a partir del siglo XVIII tuvo la isla en su imperio, con las Flotas de Indias que se reunían en La Habana, punto esencial de la primera ruta comercial mundial.

Todavía en 1958 se encontraban vivos y en posesión legal de sus títulos cuatro condes y condesas con Grandeza de España, 23 marqueses, 14 condados y un vizconde.

Cuando Dulce María habla en su libro Fe de vida —escrito en memoria de su segundo esposo el cronista social Pablo Álvarez de Cañas— sobre su noviazgo con su primo Enrique de Quesada (del linaje del General Quesada y de la esposa de Carlos Manuel de Céspedes, además de la familia Loynaz), con quien se casaría en primeras nupcias, ella asegura que:

El abolengo único que en mi casa se reconocía era el de los héroes de las guerras emancipadoras, y era también el único en que manes paternos y maternos estaban en perfecto acuerdo.

Esto puede haber sido cierto, pero no es menos cierto que tanto la familia Quesada, como los Céspedes, eran, también, de abolengo aristocrático proveniente, en ambos casos, del sur de Andalucía. Debe entenderse que, de acuerdo con las leyes sucesorias de Castilla primero, y más tarde de toda España, solo el hijo mayor o mayorazgo tenía derecho a ostentar el escudo y el título de nobleza. Los siguientes hijos se consideraban, según el orden de su nacimiento, líneas sucesorias que se destinaban a carreras eclesiásticas o de las armas, y solo si el mayorazgo moría sin dejar herederos, pasaba el título (y la fortuna familiar) al hermano que le seguía en el orden de sucesión, pero las familias con títulos y escudos eran consideradas, en general, como miembros de la aristocracia, aunque las líneas sucesorias no pudieran ostentar los blasones.

Y aquí es necesario hacer alusión a un fenómeno importante en la historia de Cuba: Lo mismo en la Guerra de los Diez Años que en la del 95, entre la alta oficialidad del Ejército Libertador hubo descendientes de linajes nobles con o sin título de nobleza que conforman, dentro de esa cúpula ya de por sí bastante cerrada, otro círculo aún más selecto: el patriciado criollo de grandes fortunas, quemadas o no en la hoguera de la independencia, pero que comparten una educación muy bien caracterizada: no solo estudian en universidades extranjeras como La Sorbona de París, la italiana Boloña o la Complutense de Madrid, sino que sus enormes riquezas les permiten hacer grandes viajes para conocer el mundo, como en el caso de Carlos Manuel de Céspedes. Era común que quienes recibían esta clase de educación —de marcada influencia francesa en  la cultura, pero española en las costumbres, sin nada todavía marcadamente norteamericano como luego se observará en la burguesía— fueran políglotas, jinetes y esgrimistas expertos, ajedrecistas consumados, dominaran uno o varios instrumentos musicales, fueran diestros en los bailes de salón, poseyeran ricas bibliotecas y vasta cultura; en fin, eran auténticos caballeros y damas que en no pocas ocasiones brillaban en los más exquisitos salones extranjeros y cortes europeas.

EL PADRE

El General Enrique Loynaz del Castillo, criado en Santa María del Puerto del Príncipe, miembro del patriciado criollo y emparentado con los Quesada, los Loynaz, La Avellaneda y otros linajes ilustres del Camagüey, formó una familia con María de las Mercedes Muñoz Sañudo, y los cuatro hijos habidos de

esta unión eran, y se consideraban, miembros de una nobleza sin título. Dulce María presumía de que entre sus antepasados vascos, de donde procede el apellido Loynaz, había dos santos, uno de ellos, San Martín de Loynaz, misionero jesuita muerto en Japón como mártir de la fe católica, presumiblemente un segundón sucesorio.

Una página de Heráldica cuenta lo siguiente sobre  el apellido Loynaz:

… es muy extendido en la Penísula con numerosas casas solariegas. Por referencias de historiadores de la época y otras averiguadas por Araldis en los archivos registrales de ciudades y otros privados, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en el asalto al Alcazar de Córdoba el 29 de Junio de 1236 […] Son sus armas: En azur, un árbol de su color natural y fino tronco, terrasado de sinople, moviente del flanco siniestro un brazo de plata, empuñando una hoz del mismo metal, que aplica al tronco del árbol como para cortarlo. En el flanco diestro un menguante también de plata. […] La inclusión del elemento árbol (roble, pino, ciprés) significa que la nobleza de la familia es antigua y va asociada con la benignidad y la perseverancia, virtudes supuestas de sus componentes. Los esmaltes del arma de los Loynaz pregonan los siguientes valores: el Azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la perseverancia, la suerte, la fama y el afán de victoria.

En un texto publicado por la revista Universidad de La Habana, cuenta Aurelio Boza Masvidal, muy cercano a la familia Loynaz y amigo del círculo íntimo de Dulce, que “un descendiente del franciscano san Martín de Loynaz vino a La Habana con el conde de Ricla y se fue a vivir a Puerto Príncipe donde fundó una de las familias más antiguas y de mayor abolengo del Camagüey. Y Carlos Loynaz, tatarabuelo de Dulce, fue el primer amor de la Avellaneda”.

La legendaria Santa María del Puerto del Príncipe era una de las urbes más antiguas del Nuevo Mundo y ciudad cabecera (y única) del Camagüey. Estaba casi totalmente aislada del resto de la isla —debido a la topografía muy especial de esa provincia, cuyas grandes distancias la separaban del mar, aislamiento al que se sumó su demora en poseer ferrocarril propio—. Esta conjunción de circunstancias mantuvo allí un estilo de vida muy tradicionalista característico del feudalismo español, con un sistema educativo  muy severo y restrictor y costumbres patriarcales más atrasadas que en el resto de Cuba, todo lo cual explica, en mucho, la personalidad austera, severa y recia de Enrique Loynaz, hombre decidido y dominador, padre de los niños Loynaz y cabeza de aquel clan. Tampoco hay que olvidar, además, la tremenda pujanza de la masonería camagüeyana, a la que pertenecieron casi todos los antepasados del General y él mismo, y casi sin excepción todos sus amigos y compañeros de la alta oficialidad del Ejército Libertador. La filiación masónica del General es importante a la hora de imaginar qué clase de padre quiso ser para su progenie, un padre en absoluta concordancia con los principios de la masonería. Recordemos que el padre de Amalia Simoni Argilagos, esposa de Ignacio Agramonte y figura fundadora y preponderante en la logia Tínima, le aconsejó a la joven en una epístola que se esforzara por inculcarles a sus nietos la idea de que fueran, ante todo, buenos. Se trata de la virtus a la que José Martí, masón de grado 33, convirtió en el centro de su ética personal. Con tales antecedentes, más la agitada vida política del General, ¿es de extrañar que se mostrara parco a la hora de manifestar a sus hijos con mimos y ternezas el amor que sin duda les tenía? Tampoco debió quedarle mucho tiempo libre para dedicarlo a su familia. De ahí que Dulce le considerara un padre ausente, al que vino a querer cuando “ya estaba viejo y cansado”.

LA MADRE

La Madre, María de las Mercedes Muñoz Sañudo, descendiente de linajes nobles de la Península y heredera de cuantiosa fortuna amasada por sus antepasados casatenientes[iii], había recibido una educación esmeradísima. Dulce la describió así:

Era una criatura exquisita, con el rostro más bello que he conocido en mi vida, una criatura casi inmaterial (…) siempre ajena a las pequeñeces de este mundo. Habilísima en distribuir líneas y colores, dibujaba delicadas figuras, todo sacado de su imaginación, lienzos que no dejó salir del marco familiar porque su modestia era genuina. Cantaba y se acompañaba al piano con una voz digna de escucharse en un teatro. Coleccionaba antigüedades, amaba las flores, los animales y prodigaba la caridad silenciosa, tanto en el hospital de San Lázaro* como en el refugio para perros callejeros que creó y mantuvo con su peculio. En nuestro jardín no permitía que se cortara una sola flor. Fue un caso digno de conocer e imitar. (…) Bajo su apariencia etérea, mi madre unía un insospechado sentido práctico a una voluntad que debe haber sido la de las inflexibles mujeres de su estirpe.

Curiosa contradicción este temperamento artístico unido a tal pragmatismo. Era, además, considerada una belleza célebre en La Habana. EL General se enamoró de una fotografía suya que vio en una vitrina habanera. De ella ha escrito Eusebio Leal:

 Difícilmente podríamos encontrar una cubana más bella: el rostro de óvalo perfecto, enmarcado por una cabellera ensortijada y negrísima; los ojos de un azul intenso, como dibujados en el más primoroso cristal veneciano. Dotada de inclinación natural a las expresiones más exquisitas de la cultura, Mita sentía predilección por los objetos antiguos, al extremo de adquirir infinidad de cosas disímiles, que iban desde celosías del convento de Santa Clara hasta suntuosos espejos y porcelanas. Es lógico que fuese ella responsable, en gran medida, de la afición preferente que Dulce María y Flor tuvieron por tales cosas.

Sin embargo, no fue mujer que se prodigara en los medios sociales, sino que, sin dejar de ser inflexible con sus retoños, poseyó, al parecer, un temperamento melancólico, recatado y, tal vez, solitario. Amaba mucho a los animales, y destinó una parte importante de su fortuna en la fundación del asilo La Misericordia, donde acogió a centenares de animales vagabundos. Era profundamente religiosa y transmitió ese espíritu casi místico a sus hijos. 

Dulce afirmaba que los títulos nobiliarios venían por la parte de su familia materna. Lo cierto es que, por solo mencionar un ejemplo, el III marqués de Santa Olalla, Manuel de Aranda y Junco, tenía lazos

Dulce y Pablo Álvarez de Cañas en su mansión de la calle 19, Vedado

de parentesco con los Loynaz Sañudo, como también María Teresa Aranda, marquesa del Almendares y de Buenavista, descendiente de los marqueses del Almendares, constructores de La Belinda, hacienda donde Dulce vivió los años de su primer matrimonio con su primo Enrique, y en cuya reja de entrada estaba grabada la fecha de su construcción: 17…, y que, dicho sea de paso, en vida de Dulce era una propiedad perteneciente a los Sañudo. En el círculo de relaciones más íntimo de Dulce ocupaba un lugar cimero don José María Chacón y Calvo, VI conde de Casa Bayona, pero no era el único aristócrata cercano los hermanos Loynaz. Quien consulte las listas nobiliarias cubanas encontrará en ellas muchos nombres que fueron en la República presencias habituales en  las famosas juevinas de los hermanos Loynaz, y en el círculo de relaciones sociales que se nucleaba en torno a la escritora, grupo  que no hay que confundir para nada con las relaciones y amistades de Pablo Álvarez de Cañas, procedentes de otros estratos de la sociedad y con quienes Dulce tuvo que codearse tras su matrimonio con él, aunque confesó en Fe de vida que siempre se sintió muy incómoda entre ellos, “como una extranjera”. Tal vez se encuentre en esa férrea conciencia elitista de los Loynaz parte de la explicación de esa especie de tolerancia entre condescendiente y desdeñosa con que siempre trató la escritora a Alejo Carpentier, tema al que me referiré más adelante.

LA ABUELA

María Regla Sañudo, la heredera que, en una de sus diarias visitas a la casa paterna encontró los cadáveres desmembrados a hachazos de sus progenitores Domingo y Micaela, y cuyo esposo fue acusado de haber cometido en 1888 aquellos crímenes conocidos como de la calle Inquisidor, y posteriormente liberado por falta de pruebas, se había casado con él veinte años antes contra la voluntad de sus padres.

Funeral de los bisabuelos asesinados de Dulce María–

Dulce siempre la recordó como una mujer de carácter muy fuerte, dominante, una auténtica matriarca que regía los destinos familiares con mano de hierro pero que, sin embargo, nunca negó a sus cuatro nietos el más mínimo capricho. Es célebre la anécdota contada por Dulce de cómo, cuando ya la familia residía en la casa de Línea y 14, Dulce amaba un flamboyán cuyas ramas cargadas de flores caían sobre la ventada de su habitación y le tapizaban el piso con sus pétalos violáceos. Pero el árbol no caía dentro de la propiedad de los Loynaz Sañudo. Pertenecía a un terreno contiguo donde se encontraba la llamada Casa del Alemán, propiedad de un ciudadano de esa nacionalidad; un chalet donde en 1888 el pintor cubano Guillermo Collazo había pintado su célebre óleo “La siesta”, una de las pinturas más bellas de la segunda mitad del siglo XIX cubano.

Un día, Dulce descubrió que el árbol estaba siendo talado y corrió hacia María Regla rogándole que lo impidiera. La abuela se apresuró a complacerla e intentó comprar el pedazo de terreno donde crecía el flamboyán, pero ante la negativa del dueño terminó adquiriendo la propiedad entera, que se añadió así a la heredad de la familia. Pagó por ello un precio exorbitante: cuarenta mil pesos, pero lo que en realidad estaba comprando era la sonrisa de la nieta.

Sin embargo, Dulce siempre le reprochó que, cuando a sus diecisiete años la poetisa se enamoró de Pablo Álvarez de Cañas, por entonces un pobre inmigrante sin capital ni futuro, la abuela, y con ella su hija Mercedes, en pleno empoderamiento matriarcal, sometieron a Dulce a un aislamiento férreo para terminar con aquellos amores, excesivo rigor que Dulce calificó tiempo después, no sin amargura, de “innecesario”.

Dulce a los quince años. Dos después conocería a su primer amor, el inmigrante canario Pablo Álvarez de Cañas

Sin embargo, María Regla y Mita, como apodaban en la familia a la madre de Dulce María, por muy tradicionalistas que fueran en sus costumbres, de vez en cuando adoptaban conductas un tanto desconcertantes que no se avenían con ese patrón, como cuando se involucraron en el movimiento feminista en La Habana y arrastraron a Dulce en la aventura, o cuando insistieron para que esta y su hermano Enrique se doctoraran en Derecho por la Universidad de La Habana, donde en la época no era habitual la presencia de mujeres.

Del abuelo materno Dulce dice, tan solo, que fue un caballero de estatura pequeña y pie muy fino, elegante, bondadoso y delicado de modales. Padeció en su vejez alguna larga enfermedad, durante la cual Dulce nunca se apartó de él y lo cuidó hasta el final de sus días.

LOS TÍOS

Es difícil saber cuántos tíos tuvo Dulce, pero ella menciona  de un modo especial a dos. El primero, el tío Lizardo, a quien se considera el constructor de la casa de Línea y 14, y de quien, más allá de eso, no tengo más datos, salvo que era maestro masón y cuyo cadáver fue velado en la casa e inmortalizado en una fotografía en la que quedó para siempre vigilando a la familia desde su marco en la pared. Algunas fuentes aseveran que él hizo construir la casa a inicios de los años 20, concretamente en 1908, pero otras fuentes aseguran que la casa ya existía en 1880.

El otro tío respondía al nombre de Arturo (detalle significativo como en su momento se verá), y a quien ella describió como “alto, flaco, envarado, había sido diplomático muchos años, buena parte de ellos transcurridos en París. Era todavía joven, pero parecía mayor por el empaque europeo que no abdicaba nunca y a nosotros nos divertía bastante. Decíamos que era un tío almidonado. Recitaba largas tiradas de versos en francés. Tenía bien modulada voz de tenor y una pronunciación perfecta de ese idioma.” Fue este personaje quien influyó sobre los cuatro hermanos para que Rimbaud, Verlaine y Baudelaire fueran “sus primeros maestros”.

EL PASADO SINIESTRO

La familia, por ambas ramas, estaba marcada por un fatum siniestro, y no solo por el escándalo provocado por los llamados crímenes de la calle Inquisidor, ocurridos en 1888. Hubo un tío desaparecido en plena juventud en circunstancias harto misteriosas. Un día partió de viaje y nunca se volvió a saber de él, hasta que, muchos años después, la familia recibió un paquete de remitente anónimo que contenía un hermoso reloj con leontina de oro, y una breve esquela que decía: “Un caso de conciencia”. Dulce también ha hablado de un tío paterno que se suicidó en plena juventud, y cuyo nombre, Carlos, grabado sobre el mármol de su tumba, fue visto por los hermanos Loynaz mientras visitaban el cementerio antiguo de Puerto Príncipe. El hecho impresionó tanto a Carlos Manuel, el hermano a quien Dulce siempre consideró el más genial de los cuatro, que le sembró el germen de la locura, porque desde ese día fatídico quedó convencido de que aquella era su propia tumba y él no estaba entre los vivos, convicción que terminaría por desatarle una esquizofrenia florida que lo llevó, a él también, a intentar quitarse la vida. Cuando la enfermedad ya estaba muy avanzada, creía firmemente que Dulce y Flor eran las guardianas de su cadáver.

Y llegamos a otro de los sucesos más mórbidos que marcaron la infancia de los niños Loynaz: la muerte del tío Lizardo, maestro masón velado en capilla ardiente según el ritual masónico y con todos los atributos de su grado, mandil bordado en oro a la cintura y manos pálidas cruzadas sobre el pecho del fúnebre traje negro ¿yaciendo sobre catafalco o dentro de un féretro? En cualquier caso, con un enorme cirio custodiando cada extremo del muerto, y cuyos resplandores oscilaban sobre el cuerpo creando volúmenes y claroscuros que inducían a la vista la falsa ilusión del movimiento. Debió haber sido un espectáculo lo suficientemente impresionante como para que aquellas sensibilidades infantiles no lo olvidaran jamás. Y como era costumbre en el siglo XIX, el muerto fue retratado, y la imagen colocada en un marco desde el cual los párpados cerrados del difunto perseguían a quien le contemplara hacia cualquier lugar que se moviera. Todo el que haya visto un cuadro con esa característica sabe cuán espeluznante puede llegar a ser esa presencia fantasmal para los vivos.

Había, además, en la familia Loynaz algunas historias trágicas asociadas al matrimonio, acaecidas “tres o cuatro generaciones atrás”, según Dulce manifestó en alguna ocasión, caracterizando a las protagonistas de aquellos amores fallidos como “mujeres rígidas y frígidas”, presumiblemente pertenecientes a la línea materna, puesto que de rígidas calificó Dulce en más de una ocasión a su madre y su abuela, no solo por sus preceptos educativos, sino por el rechazo que ambas sentían hacia la idea de ver a los “pequeños” involucrados en relaciones que pudieran culminar en matrimonios. A esta actitud, condicionada por el pasado familiar, vino a sumarse el divorcio de sus propios padres, ocurrido en 1916, cuando Dulce ya tenía catorce años, aunque sobre la fecha exacta en que la madre divorciada fue a vivir a la mansión de Línea y 14 con sus hijos y su madre María Regla, parece no haber consenso entre las fuentes consultadas. Lo que sí se sabe de cierto es que fue el General quien se enamoró de otra mujer, y que la abuela María Regla, y tal vez su esposo, acompañaron a Mita y sus cuatro retoños en esta  migración.

Vista de la casa de Línea y 14 en El Vedado

“YO, SI ALGO SOY, ES ARISTÓCRATA”

Dulce tenía plena conciencia de su pertenencia a la aristocracia, como lo demuestra un comentario suyo reproducido por Luis García de la Torre y Alejandro González Acosta en su artículo Sus majestades Enrique, Carlos y Flor Loynaz Muñoz: “Aquí me llaman burguesa, y no es verdad: si algo soy, es aris­tócrata»[iv],

Reproduzco aquí dos cartas muy significativas de Dulce, donde se muestra de modo irrecusable su convicción de pertenecer a un grupo social diferente de la burguesía nacional en todas sus variantes: la aristocracia nobiliaria del patriciado mambí. La primera misiva, escrita en 1927, es una respuesta a José Manuel Carbonell[v], quien le había hecho llegar una invitación para ser incluida en el volumen de poesía de su colección de dieciocho tomos titulada  Evolución de la cultura cubana, que él preparaba. Además de mostrar pretensiones dieciochescas, que me hicieron recordar a la marquesa de Merteuil cuando, en la novela Las amistades peligrosas, del francés Chordelos de Laclos, perfuma en su boudoir el papel de seda de las cartas que envía a su amante, el vizconde de Valmont; y es, además, una muestra de soberbia clasista que me impresionó, porque su tono altanero y desdeñoso raya casi en la grosería, algo que me resulta completamente ajeno a la imagen que tengo de ella:

Agradezco su intención de incluirme en ese libro de Poesía Lírica en Cuba, le agradezco aún cuando me ha sido expresada en esta horrible hoja impresa donde se olvidan de poner la «t» y la «a» al «Sr», hay espacios en blanco para llenarlos con nombres y la personalidad del agraciado se hunde, se borra, se pierde como una gota de agua en medio del Sahara. Perdone esta digresión, pero las hojas impresas me aterran; su bondadosa intención es digna de un bonito papel de hilo azul, como este, por ejemplo. Pero volviendo al objeto de su carta le diré que habiéndome negado en bastantes y semejantes ocasiones a dar versos, entre otros a personas tan apreciables como el doctor Salvador Salazar, me daría cierta pena no tener para todos el mismo comportamiento, quizá un poco malinterpretado, pero que al fin mi absoluto silencio y mi prolongado apartamiento de todo centro literario, son bastantes para justificar.

La segunda misiva está dirigida a Ofelia Rodríguez Acosta, una combativa periodista feminista de la época, y en ella Dulce no oculta una actitud mucho más digna, de solidaridad humana, a la que, de inmediato, trata hipócritamente de restarle importancia para no mostrar compromiso alguno con los padecimientos del vulgo inferior:

Querida Ofelia:

He escrito a usted tres cartas y me va pareciendo que me ha robado mi silencio…

Una más para pedirle que se despoje de él en honor mío, que me lo devuelva si es posible. No sabe usted qué fatigada ando llena de palabras inútiles que ni siquiera han merecido su atención.

Y ya ve; con ellas sigo hablando y hasta pretendo contarle una historieta vulgar y triste, que la lectura de sus recientes magníficas crónicas me impulsa en cierto modo a hacérsela conocer. Sé que Ud. Se preocupa del trabajo de la mujer y que no desdeña el tratar (¿o me permite que diga prestigiar) con su pluma el manoseado asunto.

Pues bien, este es el hecho dicho breve  crudamente como lo es él mismo.

Algunas casas comerciales expendedoras de vestidos hechos de señora han implantado —según noticias muy serias hasta mí llegadas— un nuevo sistema que les permite abaratar sus precios hasta la inverosimilitud: encargan cien o ciento veinte trajes a otras tantas muchachas que no vacilan estas casas en solicitar y que aún sin ello afluirían como afluyen estas criaturas a buscar costura en las tiendas de modas. Sabido es que a estas muchachas se les entrega la tela y el primer trabajo tiene la calidad de muestra, es decir, es gratuito para la tienda, que debe juzgar por el mismo las aptitudes de las costureras a fin de aceptarlas definitivamente o no.

Fácil es imaginar el cuidado y el empeño que ellas pondrían en ese primer trabajo, ¿verdad? Bueno, pues nunca, absolutamente nunca son aceptadas. Vano es todo el afán y el buen deseo que solo la necesidad puede inspirar tan sinceramente. Estas casas de moda tienen sus grupos determinados de modistas y no necesitan ninguna más, pero siguen solicitándolas y encargando costura con el único y deliberado propósito de quedarse cada semana con cincuenta u ochenta vestidos gratis confeccionados con todo gusto y primor.

¿Qué le parece?

No sé si usted encontrará lo narrado dentro del marco de las cosas tratables en sus crónicas. Tampoco puedo asegurarle, como producto de una investigación personal, la certeza del caso; ya conoce Vd. mi natural indolencia y cuán poco me interesan las calamidades populares, pero de todos modos he querido señalárselo a Vd., seguramente más capacitada que yo, para fijar su destino, manteniéndolo en sus manos, depositándolo en  otras que a juicio suyo estén justamente esperando algo así.

No me atrevo a decirle más nada, pero quisiera que adivinara usted todo mi pensamiento. Sin embargo, le diré que el principal motivo de este envío  es el pensar que usted, como yo, sabrá sentir, en el vulgar episodio que le dejo relatado, el friecito de las pequeñas injusticias de cada día contra las cuales sí que es difícil defenderse…

Y defender…

                           (Las cursivas son mías)

Esta carta es una obra maestra de tacto, refinamiento, sutileza y todo lo que puede halagar a la destinataria y ganarla para el objetivo, sin hacerla sentir que se la emplaza en modo alguno, que se la reta, porque eso es lo que hace Dulce, pero demostrando un dominio exquisito de los modos sociales. No sé con certeza en qué fecha fue escrita esta misiva, pero muestra una madurez muy alejada de la rabieta infantil que no disimula en la dirigida a Carbonell, donde la mordacidad llega a ser hiriente y no se le escatima al destinatario ni una gota de aristocrático desprecio. Sin embargo, esta es una carta hipócrita, escrita y susurrada como desde detrás de una máscara que se sostiene por su manguito solo un momento, una máscara en la que se mezclan la falsa humildad y la displicencia con que un ejemplar de pura raza miraría a un mestizo callejero, porque Dulce trata de no evidenciar lo mucho que la incordia la explotación a que son sometidas las ingenuas modistillas. No faltaba más: una gran dama jamás mira hacia abajo, sino solo a las nubes. Dulce tiende a la periodista hasta la trampa más perversa: la hace sentir que la considera su igual… Es, justamente, la carta que escribiría un aristócrata para solicitar la atención de alguien de menor jerarquía, pero con poder para realizar una tarea que al aristócrata le interesa, pero de la que no quiere encargarse. “Haga usted, Ofelia, por favor se lo pido, el trabajo sucio…”. Solo en los últimos párrafos se le transparenta, casi a la fuerza, su verdadero sentir.

Hay otro asunto que muestra lo consciente que era Dulce María Loynaz de su sangre azul. En el documental Carpentier habla sobre La Habana, Carpentier cuenta sobre una cena nocturna y misteriosa a la que dice haber sido invitado por los Loynaz, y que tuvo lugar lejos de la ciudad, en las ruinas de una quinta en la cima de una loma. Este fragmento del documental es reproducido en otro documental, Ultimos días de una casa. Dulce afirmó que aquel hecho jamás había ocurrido. Pero en algunos fragmentos de la novela de Carpentier El clan disperso, que su autor entregó en depósito a la Biblioteca Nacional y, hasta donde sé, nunca ha sido publicada en su totalidad, Carpentier narra con una sorprendente abundancia de detalles la misma historia sin cambiar ni una coma, y uno de sus personajes protagónicos, el escritor Alberto, aparece como enamorado de la dama vestida de brocado blanco, “la mujer pintada por Madrazo” que en anotaciones al margen del original el escritor identifica con Dulce.

Figura femenina pintada por el artista de la plástica español Raimundo Madrazo.

Se sabe por boca de la propia Dulce que Carpentier y su madre, la rusa Lina Valmont, eran invitados a algunas de las veladas ofrecidas por los hermanos Loynaz, lo mismo a cenas que más tarde a las juevinas, pero Dulce se cuida de aclarar muy bien que aunque el entonces muy joven Alejo “era ya por entonces un joven muy prometedor y poseía una cultura abrumadora”, sobre todo en música, a ellos quien realmente les interesaba era su madre, porque todo lo ruso se había puesto de moda en La Habana, y porque, además, Lina era una mujer de gran belleza, de la que vagamente se enamoró su hermano Enrique, tal y como la propia Dulce se sintió atraída por el pintor ruso Addia Yunkers. Se conoce también la tirantez, por no emplear un adjetivo más fuerte, aunque quizá más justo, que reinaba en la relación entre Carpentier y Dulce, y en los predios literarios nunca han faltado quienes acusen a  Carpentier de haber contribuido aplastantemente a la penosa oscuridad que se abatió sobre la poetisa, que no fue un manto caído desde una nube, sino una construcción totalmente humana y duró hasta que le fue concedido en España el Premio Cervantes. Si la enemistad entre los dos se debió a la afirmación siempre sostenida por Dulce de haber sido la iniciadora del realismo mágico, que la Historia de la literatura hispanoamericana insiste en atribuirle a Carpentier, o se debió a circunstancias políticas favorables a este pero no a Dulce (y ya se sabe que Alejo no se caracterizaba precisamente por su coraje y sí muchísimo por su aguzado instinto de supervivencia social), o si, tal vez, nació ya desde los tiempos en que se conocieron y ella le fue desdeñosa, ¿quién podría asegurarlo?, pero es bien posible que todas estas razones confluyeran en el interés de él por invisibilizarla y el encono y el desprecio de ella porque lo consiguió.

Revisando la vida de Dulce y lo que la escritora ha contado sobre sí misma de modo público, no resulta difícil encontrar algunos ejemplos de casos en que ella desmintió a otros personajes destacados, simplemente porque no le agradaba lo que decían, y usaba todo el peso de su nombre para restarles credibilidad. Ella se permitía, a veces, cierta maliciosidad muy compatible con el sarcasmo y la ironía que la caracterizaban y fueron, si no el fondo de su carácter, al menos sí la máscara social tan depurada que usó siempre. Pero ¿se la puede juzgar por estas pequeñas maldades cuando fue víctima de maldades tan escandalosas como la de ser borrada por décadas de la literatura cubana siendo, como ella lo es, una de sus figuras cimeras y una de las poetisas fundamentales de la lengua castellana? Yo me inclino por creer a Carpentier: aquella cena existió y fue tal como él la narra en los dos documentales, aunque no creo que sea cierta la historia tal como él la continuó en El clan disperso, simplemente porque aunque él estaba deslumbrado hasta la obsesión con los hermanos Loynaz, no hay que esforzarse mucho para no creer que ninguna de las hermanas lo hubiera mirado con otros ojos que no fueran los de la indiferencia. Esta historia me hace pensar que para Dulce el solo blasón de una enorme cultura no era suficiente para acreditar a alguien ante sus ojos, Hacía falta algo más. Muchos de los intelectuales que frecuentaban su círculo más allegado no poseían escudos de nobleza ni estaban todos emparentados con familias de abolengo, pero ocupaban posiciones sociales de relevancia. Carbonell también fue un hombre prominente, pero por alguna razón no alcanzaba los estándares de Dulce, aunque más tarde, cuando fue la poeta fue admitida como miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras, ella sin duda había cambiado de parecer, pues en la papelería familiar de los Carbonell aún quedan libros que ella le dedicó con mucha calidez.

Obras de arte pertenecientes a Dulce María Loynaz

Muchos otros actos a través de su larga vida debieron denotar y connotar en Dulce María Loynaz lo que ella nunca se privó de ocultar: su verdadera posición dentro de las clases sociales. La aristocracia ha sido siempre, desde que se formó en la historia humana, la clase más alejada de los humildes, no hablemos ya de un proletariado ni de una ideología comunista, que representó para ella no una mera disidencia política, sino la mayor herejía que podía asaltar su espíritu: la muerte del mundo en que ella se había obstinado en vivir, un mundo extinto en realidad ya extinto desde hacía décadas, pero que para ella fue definitivamente cadáver en enero de 1959. ¿Se podía esperar de esta mujer no ya que apoyara el proceso revolucionario, sino siquiera que alcanzara a comprenderlo? Por supuesto que una respuesta afirmativa constituye una prueba de incapacidad supina para comprender la naturaleza humana. Pero hay una pregunta todavía más polémica, puesto que su esencia resulta casi inasible y mucho más ambigua: ¿se podía esperar de Dulce María Loynaz que escribiera una novela realista, una novela de la tierra, una novela del boom latinoamericano?


[i] Dulce María Loynaz, una mitad en la sombra. Antón Arruffat

[ii] (Alejandro González Acosta http://otrolunes.com/58/este-lunes/notas-sobre-la-nobleza-titulada-cubana-y-otras-afinidades-parte-i/)

[iii] He visto un estimado de más de noventa casas de alquiler y dos millones de pesos oro.

[iv] Revista Surco Sur de Arte y Literatura https://digitalcommons.usf.edu/surcosur/vol8/iss11/8/ volumen 8 2018

[v] José Manuel Carbonell y Rivero (Alquízar, 3 de julio de 1880 – La Habana, 20 de marzo de 1968) fue un revolucionario, orador, diplomático, poeta, ensayista, historiador, presidente de la Academia de Artes y Letras, miembro de corporaciones varias, y abogado cubano. Se consideraba un discípulo de José Martí. En 1910, fue delegado de Cuba ante la Cuarta Conferencia Panamericana que tuvo lugar en Buenos Aires; en 1911 fue delegado de Cuba en la coronación del Rey Jorge V. Fue presidente de la Sección de Literatura de la Academia Nacional de Artes y Ciencias; presidente de Sociedad Geográfica de Cuba; recopilador de las obras de Jesús Castellanos y Enrique Hernández Miyares.

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SANCTI ESPIRITUS: REFUGIO ANIMAL EN CRISIS

Por Gina Picart

Radio Ciudad de La Habana

(Reporta Esperanza Margarita Miranda Marín, grupo Arca Sancti Espiritus)

El trabajo de los animalistas cubanos es muy duro y se está llevando a cabo en condiciones totalmente adversas y con sacrificios inimaginables. El caso del refugio espirituano de Las Yayas para perros rescatados es un dramático ejemplo de ello.

Este refugio fue creado en 2013 por la Fundación Antonio Núñez Jiménez Hombre y Naturaleza. Cuando la protectora y médica veterinaria Yoanne Lisbet Valdés Caballero, líder del movimiento animalista cubano y representante de Aniplant en el territorio, se mudó a Las Yayas, llevó con ella sus animales y se hizo cargo del lugar. La Fundación le pagaba un salario por la asistencia veterinaria y también pagaba a un operario que ayudaba en todas las labores de mantenimiento del sitio. En aquellos momentos no resultaba difícil ayudar a los animales porque el refugio se encontraba a poca distancia de la ciudad cabecera, en la periferia de la carretera Sur de El Jíbaro. En ese tiempo llegó a albergar hasta 60 rescatados.

La Dra. Valdés marchó a hacer un voluntariado al extranjero. En ese momento Esperanza y Guillén, un matrimonio de personas de la tercera edad residentes en Sancti Espíritus y miembros del grupo de protección animal Arca Sancti Espiritus —uno de los mejores y más eficaces de Cuba— se hicieron cargo del refugio junto con su hija, estudiante de tercer año de la carrera veterinaria. El lugar continuaba siendo atendido por la Fundación, a cuyo cargo, además, estaba el costo de alimentos y medicamentos necesarios.

Pero el 23 de diciembre de 2022 la Fundación notificó a Esperanza y Guillén de manera extraoficial que no podían seguir apoyando su labor por falta de fondos.  El refugio quedó sin amparo. La Empresa Cárnica continuó vendiendo a Guillén alimento para los rescatados directamente en el matadero de reses, pero luego comenzó a vender su producción a Comercio, y es Comercio quien, en la actualidad, le vende alimentos al refugio, pero a través de la Feria Agropecuaria, que no abre los lunes, y los sábados solo vende a la población, por lo que ya Guillén solo puede alimentar a sus animales cada dos o tres días.  

Esperanza y Guillén han acudido  desde hace tiempo a las instancias adecuadas y han hecho conocer la situación del refugio al Delegado de Agricultura, compañero Raúl, a quien han presentado propuestas muy acertadas acerca de cómo garantizar el alimento de sus protegidos. Ellos le sugirieron al Delegado la siguiente lista de posibles proveedores de alimento:

Centro de Elaboración de Pesca

Matadero de aves

Matadero de porcinos

El matadero EGAME (ganado menor)

Ministerio de la Agricultura (red de venta de viandas

El molino de arroz

Los desperdicios de los almuerzos de los centros escolares

Centros de trabajo que elaboran comidas

Red gastronómica de hoteles

Hasta este día no han recibido respuesta, y para hacer la situación aún más desesperada, hoy 15 de marzo de 2023, recibieron la llamada del señor Oribes Marrero, representante de La Federación de Cazadores de Sancti Espíritus, en la que se han reunido varios grupos de compradores de alimento para animales —entre ellos Esperanza y Guillén—, para notificarles que, por decisión del Jefe de Ventas del matadero provincial, al refugio Las Yayas no se le renueva contrato y no se le asigna alimento.

Se condena a esos animales a la muerte por hambre.

Y esta no es la única catástrofe que cae sobre el refugio de Las Yayas y los protectores que los atienden con tantos sacrificios.  El refugio hoy se encuentra en una finca distante 17 kilómetros de la carretera, con un camino en tan mal estado que, cuando llueve, se cubre de una gruesa capa de lodo y se vuelve intransitable. Otros miembros del grupo Arca me han comentado que más de una vez no han podido llegar hasta allí. Y no se dispone de transporte para que Guillén pueda acudir al refugio con regularidad. Los animales pasan la mayor parte del tiempo solos, sin comida, y el mismo Guillén corre el riesgo de ser asaltado cuando se encuentra en el lugar sin más compañía que los perritos. Recientemente la casa de vivienda fue robada y se sustrajo de ella la turbina del agua, con lo que los animales han quedado, también, sin acceso a ese líquido vital.

Ya no quedan 60 animales: entre las adopciones logradas y las muertes misteriosas que suelen ocurrir (Guillén encuentra los cadáveres pegados a la cerca peerles que delimita el área del refugio), ya viven solo 18, más 11 que, por necesitar cuidados especiales, Esperanza y Guillén atienden desde hace tiempo en su propia vivienda.

Esperanza y Guillén también solicitaron al Delegado de Agricultura que se entregue en arriendo al refugio alguno de los locales abandonados que existen cerca de la ciudad cabecera para poder dar una mejor atención a los animales, y aunque esta situación yo, como prensa, la conversé por teléfono con el Delegado de Agricultura y él respondió que no creía que hubiera dificultades al respecto, no ha contactado todavía con Esperanza y Guillén, ni sobre este tema ni sobre el gravísimo problema de la alimentación de los animales.

En vista de la situación desesperada que enfrenta el refugio y que no parece vaya a tener una pronta solución, Esperanza y Guillén han resuelto, por el momento, trasladar los perritos de Las Yayas a su domicilio y al de otros miembros de Arca, pero no es una solución a largo plazo, porque los protectores de Santi Espíritus ya rebosan de animales rescatados, adoptados y en temporales.

Si los refugios mantenidos por animalistas son una solución para los animales en situación de calle, y liberan al Estado de la responsabilidad de atenderlos o enviar perros y  gatos indiscriminadamente a Zoonosis en esas dolorosas “limpiezas” que son, en realidad, masacres de una crueldad insoportable, ¿por qué se toman contra el refugio de Las Yayas estas medidas que acorralan a Esperanza y Guillén y dejan a sus animales sin más amparo que los recursos económicos de este matrimonio anciano? ¿Por qué no ayudan las instancias espirituanas involucradas en esta triste situación? ¿Es tan difícil escuchar las propuestas del grupo Arca Sancti Espíritus para salvar el refugio y sus animales? No lo entiendo, porque esta provincia es una de las mejores en su sensibilidad, seriedad, responsabilidad y trabajo con los animales cubanos.

Quedo en espera de una respuesta,

Gina Picart

Radio Ciudad de La Habana y Premio Alejo Carpentier de Literatura

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UN AÑO DE CÁRCEL, 40 MIL DÓLARES DE MULTA Y DEPORTACIÓN PARA HOMBRE QUE ABANDONA A SU PERRO EN LA CARRETERA

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Esto es duro de ver, pero necesario: rescatan en Brasil un perro comido vivo por los gusanos

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DEDICADO A LAS FUERZAS DEL ORDEN CUBANAS (Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas)

Perro sin hogar entra a la estación de policía y encuentra su familia para siempre

Gorgi era un perro sin hogar que vagaba por las calles de Bayamón en Puerto Rico, él llegó a una estación de policía y se robó el corazón de todos, ahora es un perro de vigilancia.

PorAnyie Espinosa

May 18, 2016

Gorgi es un perro que vivía en la calle y que nunca imaginó que el acercarse a la estación de policía cambiaría su vida y las vidas de todos los que lo conocen ahora. Gorgi se ganó el corazón de todos y ahora es un perro de vigilancia

Todo empezó una tarde cuando Gorgi se presentó a la policía de Puerto Rico en el centro de mando en la ciudad de Bayamón. Los oficiales que allí se encontraban quedaron sorprendidos por lo agradable que fue el perro sin hogar, a pesar de que había indicios de que había tenido un pasado difícil.

El Sgt. Tony Montesinos, dijo a The Dodo:

“Estaba en mal estado, desnutrido y con signos aparentes de maltrato. Se acercó asustado y fue en busca de afecto y protección. Le dimos comida y agua esa noche y después de comer se quedó con nosotros un rato y se fue”.

Perro sin hogar se convierte en perro de vigilancia

Todo empezó una tarde cuando Gorgi se presentó a la policía de Puerto Rico en el centro de mando en la ciudad de Bayamón. Los oficiales que allí se encontraban quedaron sorprendidos por lo agradable que fue el perro sin hogar, a pesar de que había indicios de que había tenido un pasado difícil.El Sgt. Tony Montesinos, dijo a The Dodo:

“Estaba en mal estado, desnutrido y con signos aparentes de maltrato. Se acercó asustado y fue en busca de afecto y protección. Le dimos comida y agua esa noche y después de comer se quedó con nosotros un rato y se fue”.

Incluso juntaron su dinero para llevarlo a un chequeo veterinario.

Teniendo en cuenta que Gorgi pensaba que ese lugar ya era su hogar, y los policías sus amigos, ellos decidieron que tenía sentido que el perro consiguiera un trabajo de oficial, así que ahora “trabaja” como perro de vigilancia de la estación.

Más que otra cosa, el papel de Gorgi es el de un compañero confiable y amigo reconfortante para los oficiales que pasan el día en el cumplimiento de su deber.

Montesinos dijo:

“Se reducen tensiones”.

De hecho, Gorgi fue incluido hace poco en un estudio para demostrar que si se tiene un perro en la oficina reduce el estrés en el trabajo. Sus colegas, por supuesto, afirmaron que lo hizo.

Está claro que Gorgi realmente disfruta de su nuevo trabajo, pero tal vez para él lo más importante, teniendo en cuenta su pasado solitario, es ser finalmente parte de una familia que está ahí para él no importa qué ocurra.

Montesinos añadió:

“Todo el mundo lo ama. Él tendrá todo lo que necesita durante el tiempo que viva”.

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Bebé panda no se deja quitar su pelotita. ¡¡¡ADORABLE!!!

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AHORCAN PEERITA EN SANCTO ESPIRITUS, ABREN SU CUELLO Y LE METEN UNA SERVILLETA DENTRO. ¿¿¿HASTA CUÁNDO, PARLAMENTO???

Perrita hermosa y bien cuidada. Herida de bordes limpios, no hay sangre. Crimen horrendo.

QUIEN TENGA INFORMACIÓN SOBRE ESTE CASO, POR MÍNIMA QUE SEA, ESCRÍBAME POR AQUÍ O A MI PRIVADO EN FACEBOOK, DONDE APAREZCO COMO GEORGINA PICART BALUJA.

NO CALLEN ¡NO SEAN CÓMPLICES DE TANTA CRUELDAD!!!

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Ensayo sobre el Fidelio Ponce de León, el rey de los pintores cubanos

(Tomado de La Habana Elegante)

La página Pasión de Cuba estará dedicada al ensayo. En esta primera edición de La Habana Elegante le hemos cedido el espacio a Carmen Paula Bermúdez (Artemisa, 1967) quien es una apasionada investigadora de la obra de Fidelio Ponce.  El ensayo que presentamos fue publicado en 1996 por la Casa Editora Abril en su colección Trilce. Sólo queremos agregar aquí que el ensayo La celosía (Miradas a la pintura de Fidelio Ponce) mereció el premio Calendario. Incluímos, además, un fragmento de la Cronología que acompaña el trabajo de Carmen Paula Bermúdez, caracterizado sin dudas, por un «mirar diferente: con precaución y agudeza.»  
  LA CELOSÍA    (Miradas a la pintura de Fidelio Ponce)      I    
Aún hoy, inconfesadamente, Fidelio Ponce es para muchos un creador depassé y patético. La  «primera culpa» la tiene el artista. Su obra ofrece una misteriosa dinamia entre dos naturalezas: una, evidente, teatral, seductora; otra, disimulada, tímida e inteligente. Una defiende y perpetúa una actitud sentimental, hedonista, hacia la pintura; la otra defiende y perpetúa una actitud mental, conceptualista, frente a la creación. Llamémosle a la que describimos primero naturaleza periférica y a la segunda, naturaleza crítica
     Si como dice la doctora Graciela Pogolotti, toda obra se sustenta en un concepto, la obra de Fidelio se asienta en la paradoja, nace de ella y vuelve a ella continuamente. A través de cada uno  de sus cuadros descubrimos una tensión entre un universo que quiere presentarse, expandirse, expresarse, y, al mismo tiempo, busca  la concentración, la desaparición, el silencio. 
     Escogió Ponce el camino difícil de la cuerda en el aire, a riesgo de ser confundido (como tantas veces), de ser puesto junto a lo trasnochado y cerrado, no como realmente merece: al lado de lo revolucionario y lo abierto de nuestra cultura. 
     Si no alcanzamos a mirar tras el velo o el disfraz de pasado que coloca su pintura en nuestros  ojos, podemos creer que Ponce es un artista <<afrancesado>>, o un discípulo <<atrevidillo>>  de Romañach.1 Por un lado, la reiteración de motivos <<galantes>> (damiselas, arlequines, fuentes,  marinas…); su etereidad, los efectos nacarados y opalinos que consigue con el óleo y cierta blanquitud, de ciertas telas, establecen con nosotros ese juego, tan francés, de la seducción. 
Contrariamente, la ocretud de algunas pinturas suyas, la rudeza <<expresionista>> del pigmento, el gusto por lo feo, lo enfermizo, ese <<tenebrismo>> de la luz, y la (también) reiteración de motivos populares españoles (cristos, beatas, monjas, vírgenes, procesiones…) nos remiten, directamente, a una tradición hispana amante de lo real, lo psicológico, el drama. 
     Esta danza donde naturalezas distintas conviven trastocándose, instala sin reparos  a la obra de Ponce  dentro del discurso moderno, toda vez que la subsume en una zona visceral de la  cultura cubana. En octubre de 1924, en Conferencia para el Club Cubano de Bellas Artes, Jorge  Mañach advertía la existencia de una dualidad entre el <<fondo>> y la <<periferia>> de muchas pinturas realizadas en el país:   Artistas de la raza, sienten en la fibra los dictados y sugestiones realistas de su temperamento neohispánico, interesándose, como los del solar, en los aspectos graves y dramáticos de las cosas. Pintarán sí,con gayos y festivos colores; pero su mensaje espiritual, su actitud hacia los asuntos  representados, será de una seriedad  velazqueña o zuloaguesca. Utilizarán los métodos alegres de  Renoir o de Pisarro para expresar temas exentos de tada frivolidad o espíritu pagano. Reirá el matiz en sus lienzos en tanto que de ellos nos viene una sobria, crítica, casi ceñuda elocuencia. Nuestros pensionados en España se enamorarán con toda honradez de los espectáculos castizos en que pese a las jocundas apariencias, palpitan sugestiones de contenida y atávica tragedia.2      Esta intención crítica, profunda, escondida bajo lo aparente, era según Mañach <<la  orientación más característica de nuestros valores actuales>> y destacaba entre ellos a Eduardo Abela, Manuel Mantilla, Ramón Loy. Este último, por ejemplo, había pintado un óleo (Campesinos  bretones) en que se expresa la muerte y el dolor de hombres pobres utilizando (¡gran paradoja!) la línea, aristocrática, del Modernismo francés. 
     Mucho antes del nombramiento que le otorga Mañach, este fenómeno de la doble-naturaleza, estaba en nuestra pintura, sólo que era un fenómeno unregarded. Landaluze, paradigma del costumbrismo, tiene una obra bien elocuente: La mulata (s/f). Pinta el vasco una <<bella mulatica>> acompañada por otra mulata vieja; ambas parecen mostrarnos su encanto, su atavío.  Pero Landaluze crea un dramático claroscuro y yuxtapone sus dos cuerpos, cuerpos de proporciones y siluetas tan semejantes que, de pronto, nos hace dudar de lo que creíamos ver: ¿Es acaso una misma mujer en dos tiempos? ¿La unión de la vejez y la juventud? ¿Una alegoría de la muerte? 
     Es mil novecientos veinte y cuatro. Mañach confía en que el afán caracterista de la tradición  española, con su gusto por lo psicológico y lo crítico, aplicado a <<nuestros temas criollos>>, habrían de iniciar una <<orientación nacionalista>> en nuestro arte pictórico. Se equivocó  Mañach en ciertos nombres pero no en el fenómeno general que vislumbraba. 
     Ya sabemos por la cita que este fenómeno de la dualidad fondo/periferia en la pintura, le revela al  ilustre intelectual el temperamento neohispánico de los artistas de Cuba, pero…¿por qué para hablar de una herencia como lo hispánico utiliza el prefijo neo? En «ese» momento el fenómeno es débil aún, se presenta de manera no-enfática, yo diría disimulada. Disimulada puesto que se enmascara <<con las formas esplendentes del Impresionismo y sus derivados>>3, que es como decir, se moderniza con las modas francesas que llegan con retraso a la Isla, desde los talleres parisinos y madrileños. 
     Si entendemos la pintura de Fidelio Ponce como posible co-partícipe de dicha intención (la dualidad, el disimulo, la máscara…) no podemos aprehender el fenómeno en su sentido ortodoxo, quiero decir, tomarlo tal cual lo explica Mañach. Propongo hablar de lo neohispánico en Fidelio como el posible establecimiento de una singular dinamia de lo paradojal, entendida como concepto central de la obra, como expresión fortalecida de esa intención o gusto por la imagen ambigua, contradictoria, y el establecimiento, en consecuencia, de  un doble-juego con el  espectador. Juego erótico-conceptual: erótico porque seduce con lo aparente; conceptual porque reta a comprender (con ojo  agudo) la estrategia del disfraz. 
  II        Como niño maldito Ponce nos confunde, o juega a confundirnos. En Tuberculosis  y  La familia (ambas 1934) Fidelio crea unidades paradójicas con un nivel de sutileza conceptual y de  pericia técnica, sin duda, clásico en el arte cubano. Como estas obras han sido estudiadas en un  trabajo anterior,4 vamos a detenernos en otros cuadros. 
     En ciertos paisajes está–bajo/al lado de la amable o tranquila apariencia de las cosas– lo ambivalente y lo  inquieto. En Paisaje (s/f)5 se  rompe la <<lentitud horizontal>> al levantar  árboles delgadísimos como muletas. Y no se trata sólo de una ruptura de directrices compositivas,  sino de una ruptura de sentido. Primera visión: el ojo capta el <<barco ebrio>> que navega en las  aguas tranquilas del estanque, después una franja horizontal de tierra, con árboles plantados,  refuerza lo decimonónico de la escena. Sin embargo, la mirada sigue recorriendo la dirección empinada de los árboles y ahora, cuando el ojo llega al extremo superior del cuadro, justo al extremo opuesto de donde inició su recorrido, se ve obligado a variar el sentido: el follaje es un cuerpo extraño, embalsamado, y cuando la mirada desciende buscando un punto de sosiego, la primera visión se ha trastocado en una diferente, acaso fatídica. 
     Fidelio pinta una Marina de tonos delicados (<<pasteles>>) potencialmente encantadora pero–ante el encanto de nuestra retina–interpondrá un ramaje oscuro que se quiebra. De esta forma el artista sanciona el sentido banal de la imagen y nos recuerda lo frágil de la existencia humana (Veleros, 1938). 
     Ni aún las mejores transparencias del agua, ni el dinamismo de las ramas, ni el lujo de <<dorados>> y <<platas>> de que hacen gala sus fondos marinos, pueden disipar el temor, el pesimismo ante el paso irrevocable del Tiempo. Muestra un pez atrapado en las garras de un alga de mar (Peces, s/f) o, con ímpetu de sinfonía barroca, crea un pasadizo por donde creemos van a huir los peces; de pronto, sin haber dejado de sonreír, bajo el tornasolado velo del  agua, el mar nos devuelve carne putrefacta (Peces, 1940). 
     Por estos ejemplos, estas fundamentaciones, podemos creer que en los cuadros de Ponce <<siempre>> triunfa la naturaleza crítica, esa que con fuerza (y sutilidad) emerge desde lo remoto de la tela para hacernos tomar distancia y meditar, pero no es exactamente así: observemos los originales si es posible (si no busquemos reproducciones) y sentiremos que de manera general en su pintura estas naturalezas (la crítica y la periférica) se complementan. No es que una releve definitivamente a la otra, sino: una refrena a la otra en un intercambio de intensidades. Ponce, quien jamás descuidó la elegancia en su obra, busca un estado de equiiibrio, la creación de un cosmos. 
  III        La unión de imponderables, el uso de la mascarada y la sutileza adquiere una gran fuerza en aquellas obras donde el pintor trabaja la <<temática>> o el <<asunto>> religioso. Nótese que no  estoy identificando a priori esta producción como <<pintura religiosa>>. Aquí aflora la <<segunda  culpa>> en virtud de la cual la obra ponciana se ha considerado anticuada y patética.  Criterios mecanicistas han inundado por demasiado tiempo sectores importantes del arte y la  cultura cubana y han hecho presuponer, en ocasiones, que si una obra muestra un Cristo, una  procesión, una santa, tiene necesariamente un carácter religioso, o, si muestra damas y motivos de carnaval, la obra poseerá carácter laico y festivo. Estos procederes se han aplicado con abuso a 
 la pintura de Fidelio, sin embargo, ya no funcionan ni  para Ponce ni para ningún creador  contemporáneo. 
     El proceso de secularización de la cultura que se hará radical en nuestro siglo, junto al  espíritu de renovación e innovación universal que está en la base de los movimientos de  Vanguardia, tornó problemática la relación de los artistas con los poderes de la Iglesia y  la Religión. Robert Rosenblum en su libro La pintura moderna y lo tradición del Romanticismo  Nórdico califica el asunto de  verdadero <<dilema>> para el artista moderno. Salvando distancias, a Ponce se le presenta, en ciertos momentos de su producción, un dilema semejante al que se  le presentaba a Turner y  Friedrich: <<…cómo encontrar en un mundo laico, unos medios  convincentes de expresión para aquellas experiencias […] que antes del Romanticismo habían  tenido su cauce en  los temas tradicionales del Arte Cristiano>>.6 
         Fidelio parece encontrar la solución al dilema jugando con dos enfoques. Un enfoque  propiamente  religioso, una pintura de inspiración mística, y otro de motivaciones distintas, que por oposición podríamos nombrar <<laico>>. En virtud de lo anterior, Fidelio puede (lo hace), en  un cuadro como Los  niños (1938) de tema  aparentemente desambarazado de la religión, expresar su ternura, su piedad, su extraña relación con lo desconocido,7  y   paradójicamente,  es  capaz también de expresar burla, crueldad e ironía, pintando vírgenes, cristos y beatas. En fin,  esto es una manera de pensar y actuar del artista moderno (y  posmoderno) sólo que muchos lo  olvidan cuando se enfrentan a Ronce. Y no se debe olvidar porque aquí están algunas de las bases de la revolución iconográfica, sobre  todo, de vertiente cristológica, que se va a operar, posteriormente, en el arte cubano y que ha adquirido, en la década actual, una importancia inusitada en la plástica de  artistas noveles, así como en los espacios dedicados  a promocionar el arte.8 
     Dicho de otra manera: con Fidelio se opera, por primera vez, en el ámbito de la pintura nuestra, la emancipación del sentimiento y la cosmovisión religiosa de los temas, los motivos, las  situaciones y las figuras retóricas, que  tradicionalmente debían graficar esas emociones. 
        Si la urgencia por auto-expresarse o la necesidad de construir un discurso plástico diferente lo exige, el artista se tomará <<la licencia>> de desacralizar lo legalizado históricamente como  <<sacro>>, o, a la inversa; colocar aura a lo que se presupone–por normativa o costumbre–  <<laico>>, <<pagano>>. Los niños y Arlequín (1945) son buenos ejemplos del proceder último.9  En Arlequines (reproducida en el libro de  Juan  Sánchez) la adopción de tres personajes, la atmósfera evanescente, y sobre todo, el gesto hierático y santificador de la mano del arlequín central, da a la obra una dimensión  símbólico-trascendente de raíz cristiana. 
     Ilustremos ahora el segundo procedimiento, la desacralización de lo santificado y lo solemne. Novicias (s/f) más que la presentación de monjas, es el retrato de algún rincón de sacristía. Parecen más bien <<estatuas de vestir>> comunes en nuestras iglesias desde el siglo XVIII.  <<Estatuas que se llaman de vestir, porque sólo en ellas están modeladas por el artista la cabeza, las manos y los pies; el resto del cuerpo, formado generalmente por una armazón de madera se  viste con riquísimos trajes. >>10  Cuando vemos estos maniquíes como trompos inflados desde  adentro, con pequeñas cabezas cianóticas, ridículos escapularios, no estamos seguros de encontrar algo cristiano o edificante. 
     En La doctora de Ávila (1934) la estrategia de enmascaramiento es sofisticada. Ponce  utiliza una estructura <<leonardesca>> de composición: la santa en primer plano busca la clásica figura del triángulo, en contraste, un plano de fondo: camino (en fuga) que conduce  a una  peregrina a la iglesia. Todo en apariencia es grave. Cuasi subliminalmente, Fidelio introduce la irreverencia, pues, si se observa bien, el triángulo no es un triángulo sino una figura que se desinfla; el rostro de la santa es feo, anti-amable y la línea que trabaja el ropaje y la  silueta, de  tan nerviosa, da la impresión del desaliño. Además, el muy pícaro, coloca una suerte de <<aura  pictórica>> (con pastel blanco) sobre la cabeza de la santa, de la iglesia, de todo el paisaje, que recuerda los celajes sugestivos del Greco. Fidelio que  no se cree Greco, lo hace tan  aprisa, con  cierto grotesco, que logra, calladamente, el sentido de la parodia, la burla, ante la imagen (histórica) que él mismo ha resucitado. 
     No se cansa. Complica más las cosas. Hay obras donde sacraliza- desacraliza a un tiempo.  Esto desorienta al espectador. 
     Por ejempio hay un cristo (Cristo,1935) que emerge del vacío en pleno centro de la madera; tiene el silencio, la  majestad de los íconos de Bizancio. Este cristo muestra–a un lado de  la vertical que centra la cabeza–un rostro seráfico y del lado opuesto, un rostro que se derrite con  la lentitud de la cera. De un lado, la reverencia, el temor; del otro, el desafío, la profanación. Esta  profanación de la imagen de Cristo (para  las   culturas <<occidentalizadas>> es la Imagen) se  hace enfática cuando Ponce raya el soporte (la madera) para significar, con tres líneas,  el  tradicional halo divino. El uso de este gesto extrapictórico (lo repetirá otras veces: Los peregrinos de Emmaus, 1939, etc.) denota gran desenfado ante el concepto mismo de la pintura   como actividad de creación. Cabe preguntarnos: ¿se trata de la expresión religiosa de un momento de duda?, o ¿es también un deseo de poner en crisis la imagen como entidad representativa e histórica? 
     Si piedad es saber tratar con lo otro, con lo desconocido, entonces no cabe duda de que Ponce es un artista piadoso. No he tratado de restarle riqueza óntica a su personalidad, mucho  menos a su obra que representa entre nosotros lo espiritual por excelencia. Sólo quiero poner en guardia al ojo y a la mirada para que sepamos distinguir cuándo se trata de enfocar un asunto  pictórico (religioso o no religioso) desde el sentimiento de fe, o cuándo se trata de asumir el pintar (sean los temas, los motivos religiosos o no) desde posturas diferentes. 
  IV    
      José Lezama Lima también hace gala de su temperamento neohispánico cuando a pesar de su proclamada aversión por la pintura de Fidelio, escribe uno de los textos más lúcidos y justicieros sobre su poética. Con lenguaje rocambolesco, Lezama advierte la emergencia de una actitud atrevida, diferente para su época, en la manera (yo diría: maniera) de tratar los temas de la Imaginería cristiana.   Mística dinámica expresiva. Fuga del paso lento de los viejos símbolos a la claridad de las nuevas encarnaciones. Su vehículo ha sido el símbolo colectivo, llegado por los sucesivos históricos o por los anhelos repetidos–así en la manera de acercarse a calcinados temas bíblicos. Tentación, Cristo medieval, Santa de Avila, donde el símbolo de todos alcanza una esquematización, un aprovechamiento de las masas exactas, radicalmente diferenciado.11        Lezama no se engaña: sabe que ciertamente hay obras donde el tono es patético y el resultado, común, y otras donde el artista da el salto. Como bien dice el poeta <<…a veces se  juntan la  nocturnidad del motivo, el arrastre de las uñas de las aves de presa, largos silbidos  tembleteantes, tratados con pulso incapaz…>>, sin embargo, en otras aparecen <<…chillidos  comentariles a la manera desleal de Valdés  Leal>> y <<la nobleza alargada de los cuellos interrogantes del Greco>>.12  Alguien podría interpretar por los subrayados en la frase, que  se  trata de la adopción de rasgos <<expresionistas>> para su lenguaje pictórico. Me  atrevo a decir  que  estamos en presencia de un fenómeno que va más allá de lo expresionista y que tendrá  consecuencias más profundas para el arte cubano. 
     Lezama no sólo está diciéndonos que Greco y Valdés Leal (como otros maestros españoles)  tienen gran peso en la conformación de las imágenes poncianas, sino además que el artista se  muestra rebelde, irreverente, desprejuiciado, en el enfrentamiento con la tradición iconográfica  occidental, tradición que es revisada, cambiada, puesta en entredicho. La maniera de Ponce–por  principio–intentará destruir ese legado que, tranquilamente, le ofrece la Historia. Con los restos,  los fragmentos, de esa destrucción mental creará imágenes nuevas, personales, distintas, que buscan el retorno a la unidad, al cuerpo vivo. Sabemos que esta actitud de duda, de descreencia,  de estudio, de cambio y de creación ante el legado de la Historia (del Arte, de la Pintura, de la Representación…) es connatural al artista moderno. Pero si particularizamos, nos ubicamos en el  mundo americano y en la cultura cubana, entenderemos la singularidad del arte de Fidelio, su proyección fundadora. 
     Para Lezama Lima, Ponce era esencialmente un  pintor romántico. Arte romántico que el poeta califica de <<reacción utilísima>> a un arte (el cubano) que oscilaba entre seguridades que ofrecían las normativas renacentistas y la novedad de modas parisinas. Lezama ve en la reacción  romántica de Ponce no sólo ese primer momento que acompaña a toda revolución, sino una  posibilidad mediadora entre estéticas contrarias.   […]Podemos aceptar un romanticismo <<fantasma de levita con caspa de estrella>> cuando viene irrumpiendo en la atracción de un problema de cultura […] como ejemplificación de un momento   en que el romanticismo se puede recoger como oposición entre la inquietud mental y la vertebral,  a lo que no hacemos referencia como romanticismo histórico o fisiológico sino sencillamente  como un arte esquivo de presentaciones […] en que se separan la calidad y el problema de cultura,  en que la extraña vegetación de Bizancio se quiebra ante el puntualísimo girasol de Roma.13      ¿Acaso Lezama quiere significar una posible solución de continuidad, un enlace, una bisagra, entre la visión ochocentista finisecular de nuestra plástica, y la visión radicalmente moderna? 
     Al igual que no tuvo reparos en incluir al Almendares junto a los grandes ríos del mundo, Lezama tampoco teme utilizar la categoría <<romántico>> para Fidelio Ponce. Desde la  perspectiva lezamiana <<romántico>> es una virtud mañanera, no decadente. Tememos a las  palabras. Acostumbrados a usar el término (y  sus  posibles combinaciones) para hablar– siguiendo una mimética traspolación del tiempo lógico europeo al tiempo caótico de las Islas— de un <<momento romántico>> con el  paisajismo del siglo XIX, no advertimos que  allí lo  romántico es la adopción del tema de la Naturaleza con ciertas <<palpitaciones>> de moda. 
Debajo de esa naturaleza (¿periférica?) aún respira el esqueleto de Poussin moribundo. 
  V        Particularmente  sitúo la obra de Fidelio Ponce en una zona de lucha/juego entre la emotividad naturalista y la conceptualidad (abstraedora) moderna. Una obra que, rozando esa  zona que denominamos <<la   abstracción>>, necesita del modelo de figuración <<realista>>  para realizarse. Una obra, repito, de doble-naturaleza. Pues a la vez que quiere desgajarse,  alejarse de esos valores absolutos que había defendido la tradición (la Realidad, la Representación,   la Historia…) teme penetrar en ese relativo vacío, en esa <<nada>> compleja que supone toda creación abstracta en su acepción radical. De  ahí nace su especial iconografía: lejana, difusa, torturada, a punto de diluirse. Aunque no consiga abolir la Representación, la Realidad, la Historia, trata siempre de situarse en los bordes, en el límite, en la amenaza y en la sugerencia del cambio. 
     Por tanto, Fidelio es de los primeros artistas plásticos que comienzan  a exigir del espectador  una postura atenta, inteligente, ante la imagen pictórica. Consciente, seguramente, de su  temperamento neo-hispánico invitaba a que lo mirasen <<de la piel para adentro>>. No se quitará  el sombrero ni ante el conocimiento dogmático de la Academia, ni ante la Tradición, entendida  como cuerpo fósil, ni ante los sobresaltos de la Moda. Todo lo huele, lo escruta, lo interroga, antes de la necesaria consunción. 
     Aunque toda su obra ha sido casi siempre leída y valorada con respecto a la realidad político– social, las costumbres epocales, el sentimiento metafísico y los entresijos del alma humana, creo que ella también establece una relación problemática con el discurso de la Pintura y del Arte  universal. Creo pues, ya es hora de mirar diferente: con precaución y agudeza.      CRONOLOGÍA 14  1895 Nace el 24 de enero en la ciudad de Camaguey con el nombre de Alfredo Ramón Jesús de la Paz Fuentes Pons. Hijo de don Antonio Fuentes, cronista local religioso y Mercedes Pons Portuondo. Vive en la calle Astillero no. 7 1/2.  1902-1903 Muerta la  madre, estudia en las Escuelas Pías donde ofrece servicios en la Misa. Con  apenas ocho años obandonó el hogar por un violento castigo impuesto a su hermano Emilio. Don Antonio decidió poner al voluntarioso Alfredito al cuidado de las […] solteronas Oroquieta.»  (Juan Sánchez).  1912 Visita la Feria Exposición, se impresiona sobremanera con el óleo Triste Jornada (1906) del pintor José Rodríguez Morey. Posteriormente entrará en comunicación con Rodríguez Morey,  quien orienta sus primeros posos en el mundo de la pintura.  1915  Matricula en la Escuela de Artes Plásticas de San Alejandro, en La Habana, sin residencia  fija en la capital.  1916-1917 Asiste con irregularidad a los aulas. Aprueba con calificaciones de sobresaliente los cursos de Dibujo Elemental, Dibujo del Antiguo Griego y Anatomía. Admira a Leopoldo  Romañach y al sevillano Esteban Murillo, lo apodan «Murillo, el loco«.  1918-1922 No se conoce con exactitud si asiste anárquicamente a San Alejandro o si la abandonó  definitivamente. Cambia su nombre por el de Fidelio Ponce de León y Henner. Hace vida  bohemia en fondas y cafetines: bebe mucho. Trabaja en Taller Decorativo Comercial, en la calle San Rafael. Visita el Arte, taller donde muchos jóvenes pintores (entre ellos Lam) veían trabajar a Gil García, pintor de frutos tropicales. Amistad con Monzón, tallista del marfil y predicador ambulante de la Biblia.  1923-1925 Algunos testimonios permiten ubicarlo en San Antonio de los Baños, pintando alegorías en establecimientos comerciales; otros, hablan de vida nómada.  1926-1927  De regreso a la Habana, permanece en un barrio extremo dando clases de dibujo a  niños pobres. Ya en 1927 reside en Güines, pinta carteles anunciadores de películas en el Teatro Campoamor.  1928 Desaparece de Güines. No se conoce su paradero.  1930 Regresa a La Habana. Asiste a las Tertulias Liiterarias del doctor Emilio Rodríguez Correa.  En esta época fueron frecuentes, bajo el efecto del alcohol, muestras de rebeldía que le valieron repetidas sesiones de calabozo.  1933 Visita con frecuencia la clínica habanera el Sagrado Corazón para conversar con su amigo y  médico, el doctor Antonetti.  1934 (octubre). Nace como pintor a la luz pública con su primera exposición personal en la Sociedad Femenina habanera el  Lyceum. Pinta obras claves: La Familia, Beatas, Tuberculosis y Dos Mujeres.  El artista mezcla con desprejuicio técnicas y motivos de tradición <<clásica>> con la experimentación <<vanguardista>>. Produce obras <<graves>> y otras muy fantasiosas.  1935 Reside en Madruga, donde conoce a María, su primera esposa, y traba amistad con el  músico José Urfé. Pasión por Debussy. Premio a las Beatas en el Salón Nacional de Pintura y Escultura.  1937 Pinta mural decorativo Fin de curso en la escuela de niños pobres José Miguel Gómez;  comparte esta experiencia con otros pintores modernos: Amelia Peláez, Carlos Enríquez, Víctor Manuel, Romero Arciaga, etcétera. (Marzo-abril). Participa en la lra. Exposición de Arte Moderno del Centro de Dependientes del Ayuntamiento de La Habana. Para muchos, fue su consagración como pintor.  1938 (febrero). Expone en el XX Salón de Artes Plásticas del Círculo de Bellas Artes de La  Habana. (Junio). Gana el Primer Premio del Salón Nacional de Pintura y Escultura con  Niños. Comienza a fundir el dibujo con el color, sabia disposición de luces y sombras. Expone en el Delphic Studios de New York sin mucho éxito, <<en aquel tiempo el Arte Moderno tendía demasiado al color>>. (Maruja Rodríguez) 
 
 1939 Vive en viajes de Matanzas a La Habana. Los doctores Alfredo Antonetti y Orfilio Suárez  Bustamante le informan que está tuberculoso. Escribe sobre hojas sueltas refranes y sentencias sobre el amor, al arte, el tiempo, la religión. Conoce al joven pintor camagüeyano Eberto Escobedo, <<su único discípulo legítimo>>. (Guy Pérez Cisneros) Expone en el Círculo de Bellas Artes de La Habana. Reprocha a sus contemporáneos la exacerbación cromática (<<toscolor o policolor>>) Pinta, para la Iglesia de la Merced Los Peregrinos de Emmaus.  1940 (abril). Participa en la transcendente Exposición 300 años de Arte en Cuba con tres óleos  importantes: Niños, Monja del mar y San Ignacio de Loyola.  1941 (noviembre). Participa en Expo de Arte Cubano Contemporáneo en el Capitolio Nacional.  Exhibe su obra en Exposición Latinoamericana de Boston, Massachusetts, <<en la cual fue  encomiásticamente celebrado por la crítica norteamericana>>. (Maruja Rodríquez) 
 
1942 (agosto). Exposición algunos pintores cubanos contemporáneos, Lyceum Lawn Tennis Club.  Continúa viviendo en Matanzas con su compañera, gatos y palomas.  1943 Participa en Exposición de Pintura en Institución Hispano-Cubana de Cultura en La Habana.  <<Noto influencia de la Escuela de París en la pintura cubana, a excepción de Ponce, que parece más allá del tiempo y del espacio.>> (David  Alfaro Siqueiros). Elogios del crítico y marchand francés Pierre Loeb. Período depresivo por la muerte de María.  1944  De regreso a La Habana trabaja en sociedad con la Familia Lluch-Berg, mecenas de Ponce;  allí conoce a la doméstica española Marta del Carmen Fernández, quien sería su compañera hasta su muerte. (Enero). Salón Ponce, homenaje del Círculo de Bellas Artes de La Habana. Expone en el Primer Salón <<Vicente Escobar>>, trinchera  de la  pintura moderna. (Mayo). Participa en Exposición de Artistas Cubanos en la URSS.  1945 Expone junto a otros artistas contemporáneos de Cuba en Haití. Nace su hijo Miguel Angel  Domenico Rafael Ponce Fernández.  1946 Se edita el libro en Europa: Voyage a travers de la Peinture de Pierre Loeb, en el cual,  junto a la reseña de Picasso, Braque, Calder, Balthus, Wifredo Lam, etc, dedica sensibles líneas  al arte  de Ponce. (Junio). Participa en Exposici6n de Pintura Cubana en el Palacio de Bellas Artes de México. (Julio). Exhibe en la Exposición 11 pintores cubanos en el Museo de Bellas Artes de la Plata, Argentina. Usa, en este período, <<lenguaje que sugiere cierto orientación abstractizante>> (Lupe M. Romero). <<Todo se ha fundido en algo único, inseparable […] una armonía cromática>>. (Maruja Rodríguez). A fines de año, ingresa en el sanatorio La Esperanza por recrudecimiento de la tisis pulmonar.  1947 Abandona el sanatorio; le avergonzaba vivir de la caridad pública. Reside en modesta casa del barrio Redención, Almendares, Marianao. Cuando la enfermedad se lo permite, pinta y  escucha a Bethoven, Mozart, Bach, Schumann.  1948 (agosto). El Patronato de las Artes Plásticas organiza Exposición en el Salón de los Mártires  del Edificio de Física, Universidad de la Habana. (Septiembre). Mariblanca Sabás Alomá  entrevista a Ponce en su lecho de moribundo en <<Especial>> para revista Bohemia.  1949 (febrero, 19). Muere a los 54 años, víctima de la tuberculosis. Fue sepultado vestido con  hábito franciscano y escapulario; sobre el pecho, estampa del entierro del Conde Orgaz, Greco. Yace en el cementerio de Colón de La Habana. 

Notas  1   En la biografía de Ponce se recogen las palabras de Wifredo Lam al pintor Eberto Escobedo: <<…si Ponce hubiera nacido en la época de los Impresionistas y en París, sería tan  inmortal como aquella gente.>> (Juan Sánchez : Fidelio Ponce. En uno de los textos al catálogo  de la exposición Iluminación (Centro de Desarrollo de las Artes Visuales) se habla de Ponce como <<discípulo>> de Romañach. (Las notas y  los subrayados  cursivas en  las citas  son de 
 la autora.)  2   Mañach, Jorge: El arte y la literatura en Cuba, p. 35, Club cubano de Bellas Artes, La Habana, 1925.    Mañach, Jorge: El arte y la literatura en Cuba. p. 35. Club cubano de Bellas Artes, La Habana, 1925.  4   Me refiero a mi ensayo <<Ponce: la unidad paradójica>>, editado en el no. 5 de Revolución y Cultura, 1995.  5   Siempre que no se refiera en el texto su ubicación, las obras de Ponce que analizo se encuentran en el Museo Nacional, Palacio de Bellas Artes, La Habana, Cuba.  6   Rosenblum, Robert, La pintura moderna y la tradición del Romanticismo Nórdico, p. 223. Alianza Forma, Madrid, 1993.    Remito al análisis que hago de esta obra en el citado <<Ponce: La unidad…>>, nota 4.    Buenos ejemplos son las obras de Lázaro García, Esterio Segura, Rubén Alpízar, etc. Recuerdense también dos muestras de 1995: la citada lluminación y El primer salón de Arte Cubano Contemporáneo (Castillo de la Fuerza).  9   Nuevamente remito a «Ponce: la unidad…»  10  Lozano, María Luisa: La Imaginería española y su Inflluencia en Cuba, p. 9, La Habana, 1953.  11  Lezama  Lima, José: Pintura de  sombras. En La Gaceta de Cuba p.13, mayo-junio, 1992.  12  Lezama Lima,  José: Pintura de sombras. En La Gaceta de Cuba, p. 13, mayo-junio, l992.  13  Lezama Lima, José: Pintura de sombras. En La Gaceta de Cuba, p. 13, mayo-Junio, 1992.   14  Principales  fuentes  bibliográficas  consultadas   para  esta cronología : Juan Sánchez: Fidello Ponce. Editorial Letras Cubanas, La   Habana,  1985;   Maruja  Rodríguez   López  «Esquema para un estudio de Ponce». Revista  Cubana, julio-diciembre.  1957; Lupe María  Romero: » Apuntes  para la valoración artística y estética de Fidelio Ponce«. Tesis de grado, Universidad de La  Habana, 1988. 
   
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Grandes mujeres del periodismo cubano: redescubriendo a Mariblanca Sabas Alomá

La figura de Mariblanca Sabas Alomá no puede faltar en ninguna galería de grandes mujeres cubanas, no solo porque fue una de las pocas figuras femeninas cimeras dentro del periodismo de su época, sino por su activismo dentro del movimiento feminista cubano y su descollante militancia política en la joven República que fuimnos. Es conocida en los medios intelectuales nacionales, pero no tanto entre el público, y es posible que muchos solo hayan escuchado sobre ella una anécdota sabrosa: que fue la acompañante de la poetisa chilena Gabriela Mistral aquel fatídico día en que la insigne andina, de visita en Cuba y hospedada por nuestra poeta y escritora Dulce María Loynaz en su casona de El Vedado, debía hacer acto de presencia al mediodía en un almuerzo loynaciano ofrecido en su honor, al que estaba invitada la flor y nata de la intelectualidad habanera. Esa mañana Gabriela había querido ir a Cojímar, prometiendo estar de vuelta a tiempo para recibir a los invitados, pero nunca apareció. Dulce, dama de exquisita elegancia y observadora fidelísima de las normas de la alta sociedad, la llamó por teléfono para recordarle el compromiso, pero fue Mariblanca quien tomó el auricular y, toda agitada (¿qué periodista no vive bajo la férrea espuela de la tiranía del tiempo?), aseguró a Dulce que había hecho todo lo posible por regresar a Gabriela a la ciudad a la hora convenida, pero esta se negaba, alegando que no dejaría la magnífica visión del Caribe azul para verse obligada a contemplar “la fea cara de Chacón y Calvo”, uno de los más prestigiosos e importantes intelectuales cubanos de la época. Ya se sabe que aquella gabrielada terminó con la expulsión de la chilena de la casa y de la amistad de Dulce María, pero, sin embargo, no puso fin a la amistad entre esta y Mariblanca.

La fulgurante periodista nació en Guantánamo en 1901. Estudió en la Universidad de La Habana y realizó estudios de Literatura en México, en la Columbia University y en la Universidad de Puerto Rico. Fue, además de su quehacer en el periodismo, poetisa y activista social. Fue electa Delegada al Primer Congreso de Mujeres y miembro del Grupo Minorista dominado por la presencia masculina, y donde solo hubo otra mujer, María Villar Buceta); de la Liga Anti-Clerical, de la Liga Antimperialista y del Club femenino de Cuba. Fue la primera mujer que figuró en un Gabinete ministerial en Cuba (durante la Presidencia de Carlos Prío Socarrás). En Santiago de Cuba dirigió la revista antimperialista Astral y colaboró en muchas publicaciones de esa región. Sus escritos aparecieron también en las principales revistas y diarios habaneros como Social, Diario de la Marina, Grafos, Bohemia, Carteles, y en otras internacionales de México, Argentina, Uruguay, Chile y España. Escribió una serie de artículos acerca de la homofobia, en 1928, y sobre la homosexualidad femenina, en los que, curiosamente, identificaba al lesbianismo como una enfermedad social, y digo curiosamente, porque además de sus muy bien definidas posiciones de izquierda y antimperialistas, ella abogaba en sus escritos por la revisión radical de las categorías de masculinidad y de feminidad.

He tenido que reírme cuando, hoy mismo, mientras buscaba material para redactar este trabajo, consultaba el libro Damas de Social, de Nancy Alonso y Mirta Yáñez, y encontré en él un texto de Mariblanca titulado “Un año de feminismo”, publicado entre 1928 y 1929:

El balance de las actividades desplegadas por el feminismo cubano durante el año 1928, es sin duda alguna el más interesante que se puede presentar desde que la República es República  (Sí: nosotras creemos junto con el ex Secretario de Estado Dr. Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, que la República de Cuba se incorporó al concierto de las naciones libres de la Tierra en la madrugada del 1º de octubre de 1868 : en lo que no podemos estar de acuerdo con tan ilustre compatriota es en su peregrino concepto de que las dos intervenciones norteamericanas que  hemos tenido que sufrir nos han señalado interregnos en nuestra soberanía). Bueno, decíamos que el feminismo cubano había escrito su página más brillante y hermosa durante este año que acaba de expirar, y vamos a tratar de demostrarlo.

Decía que me tuve que reír porque de inmediato reconocí en esta prosa rutilante y atrevida a la mujer que ella fue: un auténtico modelo de combate, valiente, desafiante, decidida y muy, muy desinhibida para su tiempo, tanto que las pacatas integrantes de la alta sociedad cubana le huían como al diablo por su ateísmo confeso y su negativa a obedecer normas que se consideraban entonces de vida o muerte para una señora respetable, como por ejemplo, la inconveniencia de fumar en público y con el mayor desparpajo. En otras palabras: ya en este primer párrafo se alzó ante mis ojos lectores, genio y figura, la valkiria guerrera en toda su fuerza y su agresividad. La verdad es que se me pareció mucho a mí, y por un instante estuve tentada (como lo ha estado siempre Wendy Guerra al creerse la reencarnación de Annais Nin) de sentir que tengo metidas entre mis mitocondrias las de Mariblanca Sabas Alomá. Imposible, esa clase de estaturas son muy difíciles de reproducirse.

Y ella sigue lanzando sus dardos de fuego:

Es curioso observar que las ocho mujeres que en la tarde del 17 de febrero de 1928 levantaron su voz en el recinto del Aula Magna de nuestra Universidad, desmintieron la tradicional exuberancia palabrera que desde tiempo inmemorial nos atribuyen los hombres, dando a estos una severa lección de valentía ecuánime, de reposada fiereza, de justa y comedida dignidad.

Y me río aún más, porque si algo no tuvo nunca Mariblanca fue “reposada fuerza”. Ella fue siempre un torbellino, una especie de volcán, y no en flor, como describiera Juan Ramón Jiménez a Dulce María Loynaz, sino en perpetua erupción y arrojando lava a su paso de la Tierra a la Luna. ¡Pero qué bien, qué bien me cae Mariblanca Sabas Alomá! Dicen que no poseía una belleza deslumbrante, sino más bien discreta, aunque sus manos eran finas y hermosas; que poseía un cuerpo estilizado y se maquillaba con mucho carmín en los labios, algo propio de la época; que usaba faldas, pero estas no alcanzaban a contrarrestar el aire masculino del resto de su vestuario, incluyendo una gorra ladeada que solía llevar sobre sus cabellos cortos y crespos, pues en esos años ya las largas y románticas cabelleras ondeando al viento habían sido demonizadas por la moda internacional y, desde luego, por las doctrinas feministas y la realidad de la vida moderna, que exigía un vestuario cómodo y práctico a las mujeres recién incorporadas a las fábricas, las oficinas, en fin, la vida pública.

Dicen también que la expresión de sus ojos era triste. Sí, a mí me lo parece, y también que tenía una ligera midriasis. Como la escritora norteamericana Djuna Barnes, acostumbraba Mariblanca llevar en sus manos un finísimo bastón y una larga boquilla semejante a la de Laureen Bacall y, por supuesto, con un cigarro encendido igual de largo que lanzaba su lumbre rojiza a la cara de cualquiera como una llama diminuta escapada del infierno.

Otro fragmento de uno de sus discursos no deja duda sobre la lava que era capaz de vomitar en ciertos escenarios:

 ¿Revolucionarias? ¡Si! ¡Somos revolucionarias las feministas latinoamericanas! ¡Somos revolucionarias porque somos mujeres, porque somos madres, es decir, porque conscientes de nuestra responsabilidad histórica, matamos ya en nosotras el hembrismo, laa humillante resignación, la pasividad infame frente al imperio de la maldad sobre la tierra! Mujeres; ¡manos a la obra, que el resplandor rojizo de un alba no lejana alumbra nuestra victoria! Con nosotras, libres y fuertes, los hombres y mujeres de pasado mañana. Contra nosotras, huraños y sombríos, los espíritus reaccionarios, los cobardes explotadores de la humanidad.

Hay algo más que me hace sentirme muy cerca de Mariblanca, y es su admiración por el pintor vanguardista cubano Fidelio Ponce de León, mi preferido y, en mi opinión, el más grande de los pintores cubanos de todos los tiempos, muerto de tisis en la mayor miseria, como solía ocurrir con los intelectuales y artistas cubanos en la República (en realidad en todas partes). Y conste que el criterio de Wifredo Lam me respalda, pues llegó a decir que si Ponce hubiera nacido en París habría sido uno de, y al mismo tiempo el más grande de los impresionistas franceses.

He tratado de reproducir ese texto aquí en su totalidad, pero… el sitio https://cubamemorias.com/fidelio-ponce-de-leon/#more-4027 resulta que es avaro y egoísta y no permite la reproducción de ese magnífico fruto periodístico. ¡Ah, pero sí puedo mostrar un párrafo siquiera de esta maravilla que me ha deslumbrado doblemente:

Fidelio Ponce de León, cubano considerado por algunos —¡muy pocos!—  en Cuba, y por muchos —¡los mejores!— fuera de Cuba, como uno de los pintores más grandes del momento, se incorpora a medias en su lecho de enfermo […] Lo miro con simpatía. Quiero, estimo y admiro a Ponce. No me engañan sus ferocidades implacables (“de los dientes para afuera” si se me permite la expresión), ni sus chistes demoledores, ni sus boutades (bromas espectaculares), ni sus catilinarias pavorosas contra todo y contra todos. Me río de su crueldad, de su cinismo, de su iconoclastia, de su aparente delirio de grandeza: en una palabra, de su disfraz.

Qué dolor me da no haber conocido a Ponce, y qué envidia no haber sido yo quien le hiciera aquella entrevista, pero me consuela pensar que la hazaña la realizó Mariblanca, ¡qué mujer, qué periodista! Y nadie crea que ser mujer periodista en la época en que ella lo fue constituyó tarea fácil ni placentera. Sobre la situación de las mujeres periodistas en aquella sociedad, ella dejó el siguiente testimonio:

Por regla general, se nos pagaba menos, aunque trabajásemos más. Se cebaban en nosotras las damas aburguesadas, los explotadores de todo tipo, la clerigalla, la misma gente de órganos de prensa retrógrados y serviles, pero existían muchos compañeros de sólido prestigio que nos secundaron y nos apoyaron. Además, siempre, sin exageración alguna, nos estimulaban y nos respetaban.

Herminia Rodríguez, en un trabajo publicado en Cubadebate sobre Mariblanca, escribe:

Sus textos, ya incómodos al poder a causa de su lucha por la igualdad de la mujer, el rechazo a la discriminación racial y sus simpatías manifiestas con la Revolución Rusa, llegaron a un punto candente cuando se opuso al golpe militar de Batista, lo que le costó encarcelamiento y nuevos impedimentos para publicar en algunos de los principales medios de comunicación.

Mariblanca saludó el advenimiento de la Revolución cubana y fue fundadora de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Murió en La Habana en 1983.

Creí que escribir este trabajo haría para mí el día de hoy uno más de los tantos que, por ya tan largos años, he consagrado al servicio del periodismo, días que a veces derivan hacia abordajes rutinarios de temas que no siempre cautivan al periodista aunque sean necesarios a la profesión. No ha sido así: Mariblanca Sabas Alomá se me ha convertido de pronto en un espejo en el que me he visto reflejada hasta en el modo de vestir, aunque perdí mi bastón y dejé de fumar hace décadas. Siempre he rechazado tener modelos, pero la vida juega a veces malas pasadas a los soberbios, y desde ahora reconozco que esta mujer es alguien a quien quiero parecerme mucho más. A lo mejor más que a mí misma.

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ACTUALIZANDO SOBRE EL CASO DEL ASESINO DE LA MANDARRIA

Sé que muchas personas están ansiosas por conocer los resultados de la denuncia que hicieron los testigos presenciales en el caso del asesino de la mandarria, el viejo infame que mató a mandarriazos a su propio perrito porque «estaba lleno de garrapatas», oprimiéndole el cuello con un pie y con el otro inmovilizándole las paras traseras, para poder descargar con todas sus fuerzas la mandarria primero sobre el costillar del perrito, y luego,vivo aún el animal, le propinó un segundo golpe mortal que le aplastó el cráneo. Después, sin la menor alteración y muy dueño de sí, el asesino sacó de la casa el cuerpo sin vida del perrito arrastrándolo por una pata, y caminó hacia un contenedor de basura a más o menos una cuadra. Durante el trayecto la cabeza del perrito muerto rebotaba una y otra vez contra en asfalto a cada paso de su verdugo. Este arrojó al perrito dentro del contenedor y vació sobre el cadáver una bolsa de escombros.

El testigo principal fue recibido hoy en la sede de la Delegación Veterinaria de Playa, donde lo atendió una de las veterinarias. De allí salieron los dos en busca de un oficial de policía que los acompañara hasta el domicilio del asesino Gumersindo Conde, a quien se le aplicó una multa de 3 mil pesos, cifra máxima que permite el Decreto-Ley 31 de Bienestar Animal por cada mascota en caso de tortura y muerte del animal, siendo la cifra de 1500 para lo que el Decreto considera Contravenciones más simples, tales como la tenencia irresponsable y el maltrato en sus formas menores.

Al asesino se le hizo, además, una advertencia verbal sobre que no podrá volver a tener animales de compañía nunca más. De reincidir, le esperan sanciones mayores por Incumplimiento y Desacato. Hasta este momento no dispongo de más información.

Sé que este final no satisface a nadie, pero nuestro concepto de Bienestar Animal es aún muy básico, y quienes hacen las leyes referentes a la protección y amparo de los animales suelen NO ser animalistas. Ya muchos países latinoamericanos hermanos nuestros tienen leyes muy severas contra los maltratadores y asesinos de animales que, en algunos casos, alcanzan hasta 10 y 18 años de cárcel, como ha ocurrido en Argentina con los asesinos de los perritos comunitarios Rubio y Rodolfo Corazón. Rubio dispone hoy en la localidad donde vivió de una escultura a cuyos pies los habitantes del lugar, quienes lo protegieron y amaron, depositan ofrendas de flores y frutos en honor a su memoria, y en México con el envenenador de Athos y Tango, dos perros pertenecientes a la Cruz Roja Mexicana, condecorados en México y en otros países por su extraordinario desempeño como rescatistas en situaciones de catástrofes. También los mexicanos acaban de rendir honores militares propios de un General de Ejército al perro Proteo, perteneciente a la brigada canina que ese país, siempre solidario, envió a Turquía para rescatar a las víctimas del terremoto que asoló aquel territorio. Proteo también tendrá una estatua que perpetúe su extraordinario valor y su ayuda sin límites a los humanos.

Cuba no. Cuba todavía sigue a la zaga en el tema de proteger a sus animales, y esto es algo que el mundo debe saber. La comunidad animalista de Cuba en pleno está fuertemente insatisfecha con nuestro Decreto, aunque siempre reconocemos que es mejor tenerlo que no tenerlo, pues antes de él no disponíamos de ninguna herramienta legal. Su aprobación demoró tres décadas, y ahora que ya se ha visto en la práctica que no resulta eficaz para detener el maltrato animal, nadie entiende por qué nuestro Parlamento se muestra tan reacio a cambiarlo por una Ley de Protección Animal que sea incluida en el Código Penal de la República de Cuba, con multas adecuadas a la situación actual de la moneda nacional y penas severas de cárcel. Ello ayudaría a sanear la sociedad, ya que muchos delitos de maltrato y crueldad animal están estrechamente vinculados con lacras sociales de alta peligrosidad, y evitaría futuros crímenes contra humanos, puesto que, como reconocen los más modernos estudios e investigaciones de la Psiquiatría, muchos psicópatas debutan en la infancia martirizando y asesinando animales. Y sería también una fuente de ingresos para la economía del país. Cuba también necesita proyectos educativos para enseñar a los seres humanos el valor de los animales y las obligaciones que tenemos para con ellos, nos gusten o no. Tal vez algún día dispongamos de todo lo que se necesita para asegurar a nuestros animales una existencia digna, y todo el amparo y el amor que merecen poro ser los mejores compañeros del Hombre sobre La Tierra.

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